El tipo un metro noventa, con un traje
impecable, corte de pelo a lo Hitler y unas manotas con cinco boletas
disfuncionales, Arba, Afip, Anses, Grimoldi y Frávega.
─Quiero
pensar que hubo un error. Dijo el hombre gigante.
Se acercaron todos los empleados al
escritorio del flaquito, encargado del Departamento de Equívocos. Una
inofensiva y menuda persona ─¿Puedo ayudarle en algo, Sr. Debucchi? Estoy a su
disposición.
El tipo dando con los zapatos al piso, como
un caballo brioso ─¿Las deudas son veraces?
El menudo, luego de mirar la compu,
respondió: ─Absolutamente Sr. Debucchi.
El tipo le arrebató las boletas, las hizo un
bollo y le pidió al empleado menudo que abriera la boca, le metió el bollo y lo
empujaba con los dedotes.
Cuando se fue, los empleados hablaban de la
pinta del tipo, la forma de conducirse, su inefable potencia, era “El Hombre”.
La admiración excesiva los hizo olvidar del
compañero que le faltaba el aire, murió como las personas prescindibles, sin
que nadie lo advierta.

No hay comentarios:
Publicar un comentario