jueves, 14 de abril de 2016

LA ASISTENTE


Viene todas las semanas. Por suerte la atiende la Hilda, que é de fierro, sabe que para mí es un grano en el culo. Los del penal me dijeron. Que iba a ser de vé en cuando, me dijeron. Qué forro que son. E corruta la gorda, alguien me chamuyó que tiene una cuatro por cuatro mercede ben y que vive en un palacio del cantri. Acá se viene con un auto pedorro, todo osidado pa engrupirno que é pobre. Tengo la pulsera en la pata y la gorda montada en un huevo, tengo. Cuando llega y la Hilda se hace humo, tiembla, la infelí, pa mí tiene gana que la trinque. La atiendo en cuero y la verdá que tengo lomo, toda la mina me lo dicen. Pregunta cada boludé, que si le ayudo a la Hilda, que si le doy beso a lo chico, que si tomo vino ¡Qué carajo le importa a la forra! Encima anota todo, con esa mano’e chancha que tiene. Yo la trato bien, demasiado bien. No quiero quilombo. Igual sigo en la banda, ¿qué quiere que comamo, mierda?
La estúpida dice que si tengo do mano puedo trabajar.

No se enteró que é justo lo que no hay. Si tené do mano en la Argentina, lo único que podé hacer é la paja.

La semana que viene la Hilda se va con lo chico a Loma. La gorda tiene el culo caído, pero cuando vea que toy sólo le va a rebotar contra el piso, por ahí le echo un polvo de prepo, le mecho la guita que traiga y me llevo el auto, le digo que si abre la boca é boleta ella o el puto del marido. É una fantasía, como decía el dotor del penal. Tanto tiempo encerrado al pedo, meta trompada y haciendo de mina de todo el pabellón, el peor: peligro másimo. No había lugar en el otro, decían lo hijo e puta. Ahora salí y toy con la Hilda y lo chico, pero la que pasé no me la borra nadies.

Faltan cinco minuto pa que caiga la gorda, a la primera boludé que pregunte le parto el culo como me hacían a mí. Capá que le gusta. Toda la asistente sociale tienen cara de malcojida, ¿vistes?

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