Cuando dos
hermanas, se enamoran de dos hermanos, es el comienzo de peleas no queridas.
Pola y Juana, tenían una postura antagónica, con respecto a todo lo que habita
en la vida. El primer conflicto ocurrió cuando Pola se enteró que su novio
Miky, era hermano del novio de su hermana. Con Juana fue diferente, porque
Martín era tan buen mozo, besaba como los dioses y se querían como caballitos
de mar. A Juana no le importaba, así fuera Martín hermano del Papa. Se acostó
con su hombre a las seis horas de conocerlo, el Kamasutra era nada con las
invenciones de Martín.
—Ese hombre con
cuerpo de guerrero, haré lo posible para que sea mío para siempre.-Pensaba
Juana-.
A los dos meses
vivían juntos en pareja.
Pola era virgen,
prejuiciosa, juzgaba al prójimo sin piedad y a los gritos. Hablaba mal de
Juana, siempre, y cuando se enteró de la conducta de su hermana, se le cayó el
pelo.
Hasta el cura
dijo que era de envidia. Miky era un tipo menudo, hablaba con un hilo de voz,
había conservado su castidad y obedecía cualquier despropósito que a Pola se le
ocurriera. Él invirtió las tres propiedades que le dejó su padre, en llevar a
su mujer, Pola, a EEUU. El casorio lo exigió ella, no iban a viajar solteros.
Le hicieron un
trasplante de cabellos, color rubio, hasta la cintura. Luego de un reposo en
una clínica de alta complejidad, pasaba el tiempo frente al espejo, probando
peinados, que se daban de patadas con su piel oscura. Quiso dejar de ser “Pola,
la morochita”.
Ella se pensaba
rubia, le realizaron el mismo tratamiento que a Michael Jackson, su piel quedó
blanca como la luna. Miky intentó hacerle el amor, pero Pola nunca quiso, por
temor a arruinar su pelo y su cutis. Le besaba la frente con un dedo y lo
llamaba “Piojito”.
Regresó para
visitar a Juana, que asombrada, se dio cuenta que era su hermana, por Miky.
Ella hacía ostentación de pelo con un espejo en la mano. A Pola no se le
escapaba nada, le dio envidia la pareja de Juana y Martín, con sus tres niños
de ojos celestes. Esta vez no se arrancó los pelos, pero vertió una pócima de cianuro,
en un consomé que preparó ella misma. Juana y Martín agradecieron el consomé
que brindó la hermana. Pero ellos no permitían ese tipo de alimentación, ni los
niños, ni ellos. Para eso cultivaban sus verduras con fertilizantes orgánicos
en los almuerzos. Todo al vapor, para que conservaran sus propiedades y por las
noches frutos del bosque y leche de soja, que ellos mismos preparaban.
Pola no permitió
que los sobrinos le rozaran la ropa, ni el pelo, ni que le dieran un besito.
Lavó la sopera del consomé y la hizo trizas, la pieza tenía más de cien años.
Martín decía: —No te hagas problema, son objetos materiales.
Pola ponía cara
de triste, pero desbundaba de alegría, que se le fue pasando al regresar y
mirar en el espejo, que su cabellera se puso verde y la piel blanca, se le
acumuló en el cuello, hasta asfixiarla.
Ni sus padres
lloraron en el sepelio. Miky, se hizo sacerdote y vive en Roma.

No hay comentarios:
Publicar un comentario