martes, 17 de abril de 2018

BIFURACIONES


   Cuando dos hermanas, se enamoran de dos hermanos, es el comienzo de peleas no queridas. Pola y Juana, tenían una postura antagónica, con respecto a todo lo que habita en la vida. El primer conflicto ocurrió cuando Pola se enteró que su novio Miky, era hermano del novio de su hermana. Con Juana fue diferente, porque Martín era tan buen mozo, besaba como los dioses y se querían como caballitos de mar. A Juana no le importaba, así fuera Martín hermano del Papa. Se acostó con su hombre a las seis horas de conocerlo, el Kamasutra era nada con las invenciones de Martín.
   —Ese hombre con cuerpo de guerrero, haré lo posible para que sea mío para siempre.-Pensaba Juana-.
   A los dos meses vivían juntos en pareja.
   Pola era virgen, prejuiciosa, juzgaba al prójimo sin piedad y a los gritos. Hablaba mal de Juana, siempre, y cuando se enteró de la conducta de su hermana, se le cayó el pelo.
   Hasta el cura dijo que era de envidia. Miky era un tipo menudo, hablaba con un hilo de voz, había conservado su castidad y obedecía cualquier despropósito que a Pola se le ocurriera. Él invirtió las tres propiedades que le dejó su padre, en llevar a su mujer, Pola, a EEUU. El casorio lo exigió ella, no iban a viajar solteros.
   Le hicieron un trasplante de cabellos, color rubio, hasta la cintura. Luego de un reposo en una clínica de alta complejidad, pasaba el tiempo frente al espejo, probando peinados, que se daban de patadas con su piel oscura. Quiso dejar de ser “Pola, la morochita”.
   Ella se pensaba rubia, le realizaron el mismo tratamiento que a Michael Jackson, su piel quedó blanca como la luna. Miky intentó hacerle el amor, pero Pola nunca quiso, por temor a arruinar su pelo y su cutis. Le besaba la frente con un dedo y lo llamaba “Piojito”.
   Regresó para visitar a Juana, que asombrada, se dio cuenta que era su hermana, por Miky. Ella hacía ostentación de pelo con un espejo en la mano. A Pola no se le escapaba nada, le dio envidia la pareja de Juana y Martín, con sus tres niños de ojos celestes. Esta vez no se arrancó los pelos, pero vertió una pócima de cianuro, en un consomé que preparó ella misma. Juana y Martín agradecieron el consomé que brindó la hermana. Pero ellos no permitían ese tipo de alimentación, ni los niños, ni ellos. Para eso cultivaban sus verduras con fertilizantes orgánicos en los almuerzos. Todo al vapor, para que conservaran sus propiedades y por las noches frutos del bosque y leche de soja, que ellos mismos preparaban.
   Pola no permitió que los sobrinos le rozaran la ropa, ni el pelo, ni que le dieran un besito. Lavó la sopera del consomé y la hizo trizas, la pieza tenía más de cien años. Martín decía: —No te hagas problema, son objetos materiales.
   Pola ponía cara de triste, pero desbundaba de alegría, que se le fue pasando al regresar y mirar en el espejo, que su cabellera se puso verde y la piel blanca, se le acumuló en el cuello, hasta asfixiarla.
   Ni sus padres lloraron en el sepelio. Miky, se hizo sacerdote y vive en Roma.

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