sábado, 21 de abril de 2018

CONSIGNE DIFFICILE



   Cuando yo nací, ellos ya estaban, me enteré que eran mis hermanos. Les pegó mal mi advenimiento y fui víctima de sus torturas. Por mis Padres, haciendo de cuenta que no pasaba nada, y por mí, que no sabía cómo defenderme, ni que lo vivido no era justo.
   En el ahora, escucho a Celu, que llama todos los días, desde cualquier lugar, justo a la hora que logré dormir a mis bebés. Despiertan al grito de:
 —¡El Tío Celu! ¡El Tío Celu!
   Lo aman, porque Mami lo bautizó Celu, por el aparato y él les regaló un celular a cada uno para Navidad. Celu dice: —Copelia, no quería molestar. Pasó mucho tiempo, perdoná, el día que te corté las pestañas eras una bebé, las tengo envueltas en un papelillo de recuerdo, bueno, chau. Me fumé un letal y vos sos mi hermana Cope. -Cortó, le gusta que alguien lo quiera-.
   Es un tipo tan difícil que el mundo lo ignora. Mi Papá eligió el nombre Copelia, decía que yo era un ramo de flores. Tengo la foto familiar de todos, incluído el maligno Penny y el raro Timón. Mi Papá no tiene cara, porque Mamá la recortó cuando se separaron. De chica fui la mascota de Penny, me ponía el collar del perro y la correa. Salíamos a pasear, íbamos a la plaza: —Copelia, caminá en cuatro patas, no olvides que te transformé en perrita.
   Era considerado, cuando cruzábamos la calle, me llevaba en brazos, al llegar a casa me soltaba y decía: —¡Qué mal hueles, cachorra! Te daré un baño de nieve, con espuma blanca del techo al piso.
   Dejaba mis ojos calvos, libres, para no llamar la atención del “Carcelero”. Así llamaba Penny a Papi. Mi hermano “raro”, Timón, era el modo de ocultar que había un gay entre nosotros. Fue el único hermano que me llevaba al cine, y jamás me preguntó qué quería hacer cuando fuera grande, cosa que le agradecí siempre. No le gustaba trabajar ni estudiar, en la actualidad es DJ.
   Cuando pelea con su pareja, viene a dormir a casa. A mi Marido no le gusta, porque dice que es puto y haragán. Siento como si me tirara mierda con ventilador. Pero las Copelias, no respondemos humedades.
   —Bueno ¿Era esa la consigna de escribir una historia de hermanos? Lo lamento, pero se me termina la birome, tal vez sea un alivio para mis compañeros que me escuchan y para los que por suerte, se me terminó.

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