martes, 24 de abril de 2018

EVARISTO

                          
   En mi casa jugaba solo, no podía salir a la vereda porque era peligroso, estaba el viejo de la bolsa caminando la manzana y si veía que era un niño me metía en la bolsa y desaparecía conmigo adentro. Ellos decían que lo hacían por mi bien, yo no les creía ni un poco. Mis padres me parece que decían mentiritas, porque se guiñaban los ojos. Me regalaban hojas de papel calzón, o canson, no sé bien, lápices de colores y fibras. Yo prefería la birome de mi papá, dibujaba más cómodo porque resbalaba y siempre me gustó la resbalación. Debía ser porque tenía el tobogán de la plaza al que nunca subí, ni resbalé, mami creía que podía haber gillettes y me lastimaría las piernas. Mi mami cuidaba tanto de mí, era bastante molesto. Cuando me hacía papas fritas con huevos fritos, olvidaba todos sus no hagas esto, ni lo otro, ni lo otro. Y la quería hasta el cielo, después le daba besos engrasados. Empecé la escuela y olvidé el viejo de la bolsa, los toboganes con gillettes y los miedos, se fueron. Conocí a Evaristo y nos hicimos recontramigos, éramos los mejores alumnos, nadie nos decía, pero nosotros sabíamos.
   Un día papi tardó tanto en ir a buscarme, que la señorita me llevó hasta casa. Al llegar, Clarita, la mejor amiga de mami, me levantó en brazos, yo no escuché nada, sólo vi que mi señorita estaba blanca como el papel calzón y Clarita le decía cosas en el oído. La seño se fue en su auto y Clarita me invitó a tomar la leche. Lloraba tanto que me empapó el uniforme. Yo le alcanzaba pañuelos y a lo último le di la tohallita de mi valijita. Cuando paró, me contó que a mis papis los vinieron a buscar de urgencia, para hacer un largo viaje donde no podían llevar niños. Hasta que volvieran, tenía que vivir con ella. Me puse a llorar, peor que Clarita, no entendía lo del viaje largo, porqué no me avisaron.
   Pregunté si eran los viejos de la bolsa que fueron a buscar a papi y mami. Esa noche dormí con Clarita y no quise comer.
   Al día siguiente me llevó a la escuela y se quedó a esperarme en la Dirección.
   El primer recreo salí con Evaristo al patio fuimos a un agujerito negro que descubrió él en una baldosa. Sin ganas le pregunté qué era lo raro del agujero. Preguntó si no sabía que a mis padres se los llevaron unos tipos con anteojos negros en un auto negro. La mamá de Evaristo le contó que eso pasó porque mis papis eran comunistas. No entendí lo de los tipos con anteojos negros, lo del auto negro y qué tenía que ver el agujero de la baldosa.
   Evaristo me dijo que mis papis estaban ahí, en el agujero negro, pero era tan chiquito que nunca podrían salir. Le pegué una trompada en la nariz y un cabezazo en la panza.
   La Seño y Clarita me fueron a buscar al patio, yo me arrodillé al lado del agujero y los llamé y les grité ¡Papi! ¡Mami! No me contestaron...
   Odio a Evaristo, lo odio, lo odio, lo odio, lo odio.
                                                   

No hay comentarios:

Publicar un comentario