Felia es la
encargada de dar los turnos por teléfono, amiga íntima, sólo en lo laboral, de
Karen, que cumple igual función.
—Diagnóstico por
Imágenes, buenos días, a ver…a ver. Le doy uno para el miércoles, diez de la
mañana, tiene que venir con ocho horas de ayuno y presentarse con diez minutos
de antelación.
Elisa tomó nota
y entró en pánico por aquello de ecografía abdominal y la cantidad de órganos
intercomunicados, que viven dentro de la panza. Olvidó horario del ayuno y la
eco. Volvió a llamar, la atendió Felia.
—Disculpe,
recién llamé y olvidé cuáles eran los horarios, soy Elisa.
—Señora, se lo
expliqué con detención y esmero, no pienso hacerme cargo de su Alzheimer. –Cortó-.
—Estuviste bárbara,
Felia, tienen que aprender a escuchar y no volver a llamar.-Dijo Karen-.
Acordate lo que nos pagan, adoro que nuestros escritorios estén pegados, para
chusmear y no nos levanten en peso, justo ahora que bajé. ¿Viste la última
disposición?
Contestó Felia: —Que
no me amargue, porque encima que tengo que tomar mate amargo.
—Clausuraron los
baños para los pacientes, resultado: una vieja, se vio que no daba más y cagó
en el arriate del costado, te imaginás el olor, vino bien porque se fueron la
mitad de los pacientes. El dueño de la Clínica, en persona, echó ácido
muriático y cubrió todo con esos cuadros horribles, conque le decora la mujer
los consultorios.
Elisa se
presentó en la hora estipulada, decidió hacer un ayuno de más horas, por las
dudas. No daba más, del mareo. Entró agarrada de las paredes, arrancando los
empapelados, volcó tres muebles y llegó a los escritorios de Felia y Karen. Se
extendió cuan larga era, sobre ambos escritorios. Las Secretarias, superadas
por la situación, le decían a Elisa, que debía esperar su turno, a lo que Elisa
respondió: —Decile
a la pelotuda que me tiene que hacer la eco, que traiga el equipo aquí. Tanto ayuno
me da vértigo, pienso que tengo cáncer, incontinencias diarreicas, cataratas de
orina y flatulencias morbosas.
La práctica fue
realizada en el lugar, con la presencia de los medios gráficos, únicos de
Tanvil “La Nueva Hueva” y “El Hueco”.
Karen llamaba a
Felia: —Ponete acá, así salimos en la foto del diario.
Había unas
pacientes conchetas, con pelucas de implante. En la confusión, Felia, arrancó
de cuajo las pelucas más distinguidas.
Un make-up
instantáneo y se enjaretaron las cabelleras. Salieron en la primera plana de
ambos periódicos. La pobre Elisa pasó a segundo plano, conociendo su
diagnóstico, post ecografía: “hígado graso”.
—Viste Felia, te
dije que Elisa era una vieja grasa.
—Y sí, lo lleva
grabado en el cuerpo.

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