sábado, 14 de abril de 2018

DILUCIÓN DE IMÁGENES


   Felia es la encargada de dar los turnos por teléfono, amiga íntima, sólo en lo laboral, de Karen, que cumple igual función.
   —Diagnóstico por Imágenes, buenos días, a ver…a ver. Le doy uno para el miércoles, diez de la mañana, tiene que venir con ocho horas de ayuno y presentarse con diez minutos de antelación.
   Elisa tomó nota y entró en pánico por aquello de ecografía abdominal y la cantidad de órganos intercomunicados, que viven dentro de la panza. Olvidó horario del ayuno y la eco. Volvió a llamar, la atendió Felia.
   —Disculpe, recién llamé y olvidé cuáles eran los horarios, soy Elisa.
   —Señora, se lo expliqué con detención y esmero, no pienso hacerme cargo de su Alzheimer. –Cortó-.
   —Estuviste bárbara, Felia, tienen que aprender a escuchar y no volver a llamar.-Dijo Karen-. Acordate lo que nos pagan, adoro que nuestros escritorios estén pegados, para chusmear y no nos levanten en peso, justo ahora que bajé. ¿Viste la última disposición?
   Contestó Felia: —Que no me amargue, porque encima que tengo que tomar mate amargo.
   —Clausuraron los baños para los pacientes, resultado: una vieja, se vio que no daba más y cagó en el arriate del costado, te imaginás el olor, vino bien porque se fueron la mitad de los pacientes. El dueño de la Clínica, en persona, echó ácido muriático y cubrió todo con esos cuadros horribles, conque le decora la mujer los consultorios.
   Elisa se presentó en la hora estipulada, decidió hacer un ayuno de más horas, por las dudas. No daba más, del mareo. Entró agarrada de las paredes, arrancando los empapelados, volcó tres muebles y llegó a los escritorios de Felia y Karen. Se extendió cuan larga era, sobre ambos escritorios. Las Secretarias, superadas por la situación, le decían a Elisa, que debía esperar su turno, a lo que Elisa respondió: —Decile a la pelotuda que me tiene que hacer la eco, que traiga el equipo aquí. Tanto ayuno me da vértigo, pienso que tengo cáncer, incontinencias diarreicas, cataratas de orina y flatulencias morbosas.
   La práctica fue realizada en el lugar, con la presencia de los medios gráficos, únicos de Tanvil “La Nueva Hueva” y “El Hueco”.
   Karen llamaba a Felia: —Ponete acá, así salimos en la foto del diario.
   Había unas pacientes conchetas, con pelucas de implante. En la confusión, Felia, arrancó de cuajo las pelucas más distinguidas.
   Un make-up instantáneo y se enjaretaron las cabelleras. Salieron en la primera plana de ambos periódicos. La pobre Elisa pasó a segundo plano, conociendo su diagnóstico, post ecografía: “hígado graso”.
   —Viste Felia, te dije que Elisa era una vieja grasa.
   —Y sí, lo lleva grabado en el cuerpo.

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