El primer regalo
que le hizo su Madrina, fue una enorme muñeca negra, su desagrado no tuvo
disimulo. Las amigas se burlaban del color de la muñeca, decían: “Negra”, como
algo peyorativo. Decidió esconderla en el último rincón de las muñecas.
Había un haras de su prima rica, con unos caballos, blanco luna, moría por tener uno así. Para
su cumpleaños, el Tío Gastón, le regaló un caballo negro como la noche, era
brioso y de crines brillantes de cortes desiguales.
Por agradecer,
lo montó en pelo, se agarró de sus crines, galopando despacio, se agrandó y le
dio en las ancas con las piernas. Sintió su vanidad plena, las primas de Buenos
Aires, aplaudían su espalda derecha, la cabeza en alto. La Felicidad es corta,
el caballo metió dos patas en una vizcachera, él zafó del pozo y olfateaba la
cabeza de la amazona, que desmayó sobre una piedra inesperada. La trasladaron
al casco y trajeron el único médico que había en la región. Trató de reanimarla
con paños de agua fría y palabras dulces.
Reaccionó luego
de diez minutos, abrió los ojos y se encontró con el Doctor, de piel negra
violácea, una sonrisa blanca y ojos de pestañas espesas. Ella suspiró hondo y
cuando el Doc le besó la frente, lo tomó de un brazo: —Doc, gracias por curarme,
Ud va a llegar lejos, como dice mi Abuela. Me gustaría que viniera a mi
despedida, Tío Gastón siempre me hace una fiesta, con un asado que no comerá en
otro lado.
Dos primas, reprobaron aquella invitación: —Vos estás loca, cómo vas
a invitar un negro, aunque sea Médico.
Todas opinaron
lo mismo, menos los Padres, que consideraban al joven un atleta de la Práctica
Médica, casi sin elementos, pero con manos mágicas, descubriendo enfermedades,
sin diagnóstico ni en Bs As. Ella bailó con él, nacido en Senegal y afincado en
Argentina. Comenzaron a encontrarse con frecuencia, para gran disgusto de sus
Padres. Era una chica que no soportaba ningún tipo de tiranía. Partió con boda,
para conseguir la Ciudadanía en Senegal, lo de la boda le pareció un acto
vergonzante y no invitó a nadie. El regalo de su marido, fue un caballo de buen
porte, color blanco nieve.

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