miércoles, 8 de junio de 2022

DIRIMIR

 

   En un encuentro empresarial se juntaron veintidós personas. El tema era la fusión de dos empresas, que nos odiábamos. Pero por razones presupuestarias, estábamos todos preocupados. Había una mesa oval y sillas sin respaldo, para que los empresarios no se duerman. Discutimos toda la noche, hasta llegar a conclusiones nefastas. La única solución que encontramos fue dejar sin trabajo a mil quinientos trabajadores. Nadie se atrevió a darles la noticia.

   ─¿Y esa cabecera vacía? No hay nadie. ¿será un fantasma? Nos estaremos volviendo locos. ¿No les parece?

   El fantasma está en la mesa, sentado en la silla opuesta a la mía. Él me miraba y hacía gestos y preguntas dirigidas a mi persona. Yo le contestaba gritando, por tanta conversación superpuesta. Había una nube que hablaba y yo que le escuchaba sólo la corbata.

   Cuando los de la cabecera nos pusimos de pie, alguien dijo:

   ─Esta es nuestra nueva Presidenta y en el lado opuesto tenemos al fantas Presidente, seguro.

   Yo me crucé hasta él para proponer echar a mil doscientos trabajadores más. Él desapareció como un fantasma, antes de escupirme la cara.  

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