martes, 7 de junio de 2022

UNA TAREA PLACENTERA

 

   El Proctólogo encontró la punta de un hilo sisal.

   —Afloje, le va a tirar un poco, con esta pinza lo saco enseguida.

   Pasaron tres horas y el Proctólogo continuaba, era hilo sisal y no terminaba nunca.

   —Señor ¿por qué no fabrica ovillos? Tomaré un descanso.

   El Paciente sentía un gran alivio en todos los órganos del cuerpo. Lo que él pensaba exceso de cerveza en su estómago, era hilo sisal. Con paciencia Zen, logró realizar 1500 ovillos. Los vendió en el mercado blanco a precios descomunales. Prestaba un gran servicio, para desinfectar el interior del organismo.

   Los amigos del Paciente, sabían que lo que entraba por la boca, tarde o temprano, salía por el culo. El Proctólogo recibió pacientes nuevos que le contaban cómo habían procedido. Coincidían las cifras, 1500 y en el mercado blanco aplaudían.

   Tuvo ganas de hacer lo mismo. Y así lo hizo, pero sin introducirlo por la boca, juntó un montonazo y lo entró en la zona anal. La suerte no estuvo de su lado y cuando salió, resultó que el hilo salió todo junto.

   Pasó un año resolviendo los ovillos. Le hicieron un monumento “El ovillo más grande del mundo”. Recibió el Premio Nobel, el Martín Fierro, Medallas de Oro del Ejército Argentino.

   Lo nombraron Profesor de Proctología. 

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