No lograba pasar el Secundario, por una
materia que di en Diciembre, mal. La di en Marzo, mal. La di en Julio,
excelente.
Me pagaron un Profesor especialista en
geometría del espacio. Venía a casa todas las tardes, ponía empeño en que
aprendiera. Me cansó su cara, su traje feo pero nuevo y de vez en cuando se
ruborizaba. Eso me mataba, nunca conocí a alguien tan pero tan estúpido. No se
daba cuenta que como hombre no le iba a dar bola. Cuando logré dar bien la
maligna geometría, le agradecí con un abrazo.
El Profesor preguntó a mis Padres si podía
festejar conmigo en un boliche, hasta la madrugada.
─Pero vos estás loco! Ella no sale de esta
casa, si no regresa a las doce de la noche.
La hija escuchó los murmullos de esta
conversación. Ella era sincera y correcta. Preparó su mochila con un camisón
seductor y un calzón “hilo dental”. Ni bien entró a la casa del Profesor, él
estaba desnudo y ella lo imitó. Mirándolo de la cintura para abajo, su miembro
tenía unas dimensiones de privilegio. No pasó nada, pero pasó de todo.
─¿Se puede saber a dónde fueron?
─A tomar una coca cola.
─¿Y qué estuvieron haciendo?
─Estudiando, el Profesor me está preparando
para entrar en la Universidad, sabe de todo y tiene una paciencia justo conmigo
que soy un animal, pero si vieras qué bien que enseña. Me parece que todas las
noches las vamos a ocupar estudiando para poder entrar en la Universidad.
─¿Y después?
─ Y después, qué sé yo…
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