sábado, 23 de julio de 2016

RENACER CON CUSTODIO


   —¿Porqué me salvó la vida?, es usted un perverso, contradijo mis deseos, odio la vida, no quiero permanecer en un mundo de mierda, que sólo implicaría más mierda. Nadie me quiere, yo tampoco quiero a nadie. A usted en especial, lo detesto, custodiando mi puerta con el disfraz de policía. ¿Sabe lo que es mi vida? Murió toda mi familia, el Tío Ramón, pasando la trilladora no vio a uno de mis primos. No cuento más porque siento puñaladas en toda el alma. Señor Cabo Capitán, anoche me pasaron las mangueras y salió toda la poción que yo misma preparé, me faltó un ingrediente, se ve. Dejaron mi interior limpio, pero conmigo no van a poder, la próxima será la definitiva.
   —Señor Cabo Capitán, déjeme salir de este Hospital deprimente, es como para tirarse del balcón ya!
   Se condolió el Señor Cabo Capitán, ella se vistió de persona con ganas de vivir. Esto último le costó. El Señor Cabo Capitán la llevó hasta el patrulla. Es raro que éste me salvara la vida, siempre pensé que se dedicaban a suprimir vidas. Me depositó en la puerta y se retiró haciendo ese gesto  similar al hitleriano.
     El Señor Cabo Capitán tocó timbre, atendí en bata. Estaba cubierto de flores multicolores. Le di las gracias y por educación lo hice pasar. No llevaba uniforme. Acomodó las flores en distintos jarrones. Tenía un inefable buen gusto. Cambió mis sábanas. Sirvió el té. Se fue diciendo hasta mañana. Algo cambió dentro mío, esperaba con ansiedad su visita. Puse a mi preferido Yo Yo Ma y la música me llevó a la ducha y a vestirme de princesa.
   Apareció con dos maletas enormes. Nos casamos.
   Renunció a la Policía. Hace diseño de interiores.
   A mí me diseñó un bebé, que vive en mi panza, espero que no nazca haciendo la venia. 
                                                               

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