—¿Porqué me salvó
la vida?, es usted un perverso, contradijo mis deseos, odio la vida, no quiero
permanecer en un mundo de mierda, que sólo implicaría más mierda. Nadie me
quiere, yo tampoco quiero a nadie. A usted en especial, lo detesto, custodiando
mi puerta con el disfraz de policía. ¿Sabe lo que es mi vida? Murió toda mi
familia, el Tío Ramón, pasando la trilladora no vio a uno de mis primos. No
cuento más porque siento puñaladas en toda el alma. Señor Cabo Capitán, anoche
me pasaron las mangueras y salió toda la poción que yo misma preparé, me faltó
un ingrediente, se ve. Dejaron mi interior limpio, pero conmigo no van a poder,
la próxima será la definitiva.
—Señor Cabo
Capitán, déjeme salir de este Hospital deprimente, es como para tirarse del
balcón ya!
Se condolió el
Señor Cabo Capitán, ella se vistió de persona con ganas de vivir. Esto último
le costó. El Señor Cabo Capitán la llevó hasta el patrulla. Es raro que éste me
salvara la vida, siempre pensé que se dedicaban a suprimir vidas. Me depositó
en la puerta y se retiró haciendo ese gesto
similar al hitleriano.
El Señor Cabo Capitán tocó timbre, atendí en
bata. Estaba cubierto de flores multicolores. Le di las gracias y por educación
lo hice pasar. No llevaba uniforme. Acomodó las flores en distintos jarrones.
Tenía un inefable buen gusto. Cambió mis sábanas. Sirvió el té. Se fue diciendo
hasta mañana. Algo cambió dentro mío, esperaba con ansiedad su visita. Puse a
mi preferido Yo Yo Ma y la música me llevó a la ducha y a vestirme de princesa.
Apareció con dos
maletas enormes. Nos casamos.
Renunció a la Policía.
Hace diseño de interiores.
A mí me diseñó un
bebé, que vive en mi panza, espero que no nazca haciendo la venia. 
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