lunes, 4 de julio de 2016

SEMESTRE MACUNAÍMA


   Yo no sé qué pensar y cómo hacer, tengo laburo, necesito otro. Fui para ver dónde estaba la dificultad. Antes quieren un presupuesto. Siempre te dicen que es mucho por un lavarropas viejo. La mujer gritaba —No! No! No!
   Como gallina estilo chillona. Por fin una casa grande, donde debía arreglar el calefactor. Me llevó todo el día, finalicé de noche.
   La dueña me dijo que me tenía que pedir un último favor, no se trataba de aparatos —Necesito dormir con alguien y no una de esas que revolean la carterita.
   Hice que no escuché y le pedí el pago de mi trabajo, ¿qué se creía la vieja, que soy un prostituto? —¿Cuánto es?
   Preguntó displicente.
   —En total son ocho mil.
   La mujer fue al escritorio —¿Puede volver la semana que viene? Le pagaré su trabajo.
   Asomando tetas artificiales me dijo —Ni siquiera fuiste capaz de hacerme el favor. Está bien que seas plomero, de caballero no tenés nada. A una Señora como yo, o a cualquier otra, usted debe hacerle el favor, si se lo piden. Por educación, está claro que usted no la tiene.
   Me abrió la puerta —Andáte.
   Jamás recibí un centavo de la señora putarraca.
   Puse un criadero de gallinas y vivo de mis propios huevos.
   A ninguna gallina se le ocurrió pedir un favor.
   Son tipas decentes, con códigos.
                                                          

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