—Mami, ¿de qué
está hecha la arena?
—Está hecha de
piedras rayadas.
—¿Vos decís,
como el queso rallado?
Antes de que empiece
con otro tema se lo explico mejor: —Vera, la arena se produce por el desgaste
de las piedras, rocas y demás.
La niña llevaba
el balde de arena: —Mamá ¿qué es “además”? Hay muchos grandes que dicen además,
es porque no saben qué viene. ¿Es cierto?
—Demás está
lleno de cosas, por ejemplo la arena tiene también caracoles, corales deshechos
y demás Así hay un espacio que lo llenás, no demasiado, porque aburre.
Voy a empezar un
castillo, hoy es un día que no tengo ganas que Vera me hable. Antes pasaba el
verano con su Padre. Soy una hereje, pero ¡Tres meses de libertad! Sin hacerme
cargo de la niña, distribuía mi tiempo con amigos y amigas medulares y
modulares.
Cuando Vera me
contó, recurrí a mi analista, a mi hermana y a mí que fui la encargada de poner
orden en mis pensamientos, amar a Vera, ocuparme y demás.
—¿Mami, por qué
paso todos los veranos con vos? Quiero alguno con Papi, aunque sea que me vaya
a buscar a la Escuela, en moto.
Todavía no lo
puedo enfrentar, llevo un peso pesado en el pecho. ¿Cómo nunca me dijo nada? ¿Cómo
no me di cuenta? Tuve un presentimiento, la última vez que fuimos al mar todos
juntos, él le pasaba pantalla solar con masajes cortos, cuidados. Él le
indicaba: “Poneme en la espalda, donde
más me quema y si podés en las pantorrillas”.
—Sabés que Papi
le dio un piquito a mi Padrino, dos veces los vi, ¿se dan piquitos los hombres,
Mami?
Ahora duermo abrazada a Vera, le leo dos
cuentos, pero la mirada de ella es otra, además.

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