Cumplió 125 años
el Señor Ramiro Del Cuerno, echaron al Intendente de turno, cansados de sus
afanos y nombraron al Señor Ramiro Del Cuerno, nuevo Intendente, que ni
enterado estaba del significado de “afanar”.
La Señora
Eduviges A La Sombra, fue la encargada de administrar los dineros de la comarca.
Aunque ella durante su joven vida, de 98 años, sólo había administrado los
huevos de su gallinero. Era persona de palabra, Eduviges A La Sombra, jamás
robó un huevo en el gallinero de al lado.
Toda la comarca
pagó sus impuestos, con pasajes a cualquier lugar mundano, que los ancianos,
con perdón de la palabra, quisieran las estadías y demás tonteras, acompañaron
a los casi Monarcas. Por cualquier eventualidad, OSDE, les imprimió una tarjeta
bañada en oro. Querían que a las nuevas autoridades les circulara el torrente
sanguíneo, para fomentar ideas prósperas en la comarca.
Los viejos, que
no eran trapos, partieron el primer día de sus regalos paganos habilitados. Un
avión de siete motores, con dormitorio cocina y baño, los llevó en vuelo
directo, al Sur de Italia, a Palermo, donde se encontraba el lugar de sus
respectivos nacimientos. Se desenrolló una alfombra roja, hasta la playa de la Piedra
Pómez. Se bañaron desnudos, el lugar estaba vacío. Desapareció la alfombra, el
avión, el Comandante y la Azafata.
—Ramiro, podemos
decir que vamos a morir.
Él miró el
entorno y se reía. En mitad de la bajada, una pareja joven los saludaba, fue un
encuentro amable, cuatro desnudos y no era un cuadro. El joven propuso un asado
y los viejos aceptaron. El pedazo de asado era minúsculo.
—Ay, chicos,
hicieron bien en traer poco, nosotros no comemos carne, pasamos días de ayuno,
así lo pide el cuerpo en esta edad.
Mientras la
chica los miraba con amor, el joven preparó una cuchilla larga y decapitó a los
viejos. La marea nunca devolvería cuerpos centenarios, escaparon a Rumania y
ambos se practicaron cirugías láser, que reproducían los rasgos de los viejos,
cuando jóvenes.
Ellos tomaron
fotos sepias de un Bar abandonado, entre piedras que protegieron esa pequeña
construcción y estaban brindando el día de su boda.
Viajaron a la comarca,
advirtieron la llegada del avión mientras los lugareños esperaban. Bajaron dos
jóvenes irreconocibles, con dejos de Ramiro y Eduviges. Desde el podio y no era
un cuadro habló Ramiro, de la cirugía que los volvió jóvenes, con ganas de
hacer progresar la comarca. Aumentaron los Impuestos más altos que las
ganancias. Por Decretos de necesidad y Sugerencias de Eduviges, vaciaron los Bancos,
los Tesoros de la Iglesia, expropiaron los campos, las casas, el ganado ovino,
bovino y las gallinas. Hartos de robar tanto, a gente tan permisiva e ingenua,
volvieron a Italia. En Palermo construyeron una casa suntuosa que alquilaba
habitaciones. En la entrada colgaba el nombre del lugar: El Palacio Del Lord
Ramiro Del Cuerno y Eduviges A La Sombra. Un trabajo de frentistas orfebres y
no era un cuadro.

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