viernes, 3 de mayo de 2019

PLAYA LISA



   —¿Dónde vas?, es la madrugada, llevate abrigo. Quedamos en que íbamos a la nueve, porque los rayos del sol son más sanos. Ahora son las seis, Reina.
   Ella miró ese montoncito de ternura, salió sin un “volvemos más tarde”, o algo así.
   —Bebé, mirá esto, es tan azul, que te quede registrado, aspas amarillas allá en el horizonte.
   Reina iba en camisón y el bebé pedía teta con puños cerrados.
   —¿Se puede, Mami?, tengo hambre, le decís a Papi que ya no tenés y hay un montón.
   Reina desprendió su camisón y se entregó como decía Rascovsky: “Los bebés te comen y hay que dejar que te coman”.
    —Ese viejo de mierda, porque no tiene tetas, antropófago machista. Igual le hago caso. Siento placer cuando alineamos nuestros ojos y él toma, sonríe. Exige la otra.
   Reina miró la playa limpia, lisa, le pareció milagroso, la gente es sucia e irrespetuosa, son capaces de dejar un pañal cagado, envuelto, como ocultando un secreto. Lo vio y era la foto que tomó Vicente, un carro tirado por dos caballos y un rastrillo ancho que juntaba elementos descartables. Dejaba una lisitud tentadora.
   Reina se recostó en la arena. —A vos no te dejo, seguís en mis brazos.
    Miró la espalda encorvada del carrero, como un signo de interrogación que cerraba, el caballo, el carro, el rastrillo y la basura.
   —¿Viste Bebé?, se perdió en la playa de al lado y así es todo. El agua hace andar el molino. Regresemos, tu Papi debe estar preocupado. ¡Miralo! Viene corriendo con el termo y el mate, cuando llegue contale lo que viste, le va a encantar. Encontrar a la Reina y al Rey saludando al sol.
   —Vengo con el equipo, estás helada ¿por qué llevás esa manta? Era del gato, Reina, el médico dijo que no podés salir sola, yo debo acompañarte. Hoy no pude, se me cerraron los ojos, pensé que estabas mejor…
   Reina acomoda la manta y dice: —Pobre, es hora de cambiarte, quédate con tu Papi, yo traje un pañal.
   Vicente toma la manta y ella mete las manos. 
—No traje pañal, Vicente, tampoco hay bebé allí dentro, Vicente, le mostré el mar tan azul, la playa lisa mientras le daba la teta, a alguien que no existe. Quiero las píldoras, dormir, olvidar.
   —Hola, Doctor no doy más, no como, no duermo, vivo con miedo a lo que pueda hacer su dolor, por favor Doctor, hay que internarla en ese lugar tan lindo que decía usted. ¿Le parece?
   … …                                                      
Sí, sí, no se recupera…no.     

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