—Los Jueces
tienen en su haber 1.500.000 denuncias, que obviamente la declaran culpable de
dejarnos en pelotas, excepto un pequeño ejército de civiles oligofrénicos,
pagos. Milicia escondida, que pagamos todos.
—Bueno, eso lo
escuché muchas veces, quiero que me cuentes qué dicen cuando no se presenta a Juicio.
Esta Quintina,
encima que lo vivo, le tengo que contar. —Sale uno a poner la cara y avisa que hoy
tiene coiffeur, uñas, manos y pies. Podólogo que le trabaja hasta la frente,
porque allí también tiene juanetes.
—Ché ¿y el
pueblo qué dice?
—Nada, nuca
dijeron nada, de nadie, no hay nada más cagón que un argento. Por ahí, alguno
dice para descargar, pero las ideologías fenecieron, por fenicios que se
llevaron toda la mosca y aunque supiéramos, son todos negocios, empresas, más
grandes, más chicas, que se juntan, se separan.
—Y a vos que
vivís en ese lugar, ¿qué destino imaginás o cómo modificarlo?
—Decime
Quintina, ¿podemos dejar de hablar de entuertos?, ya bastante tuerto tuvimos,
que ni siquiera sabemos. Contame de tu vida de locas sin fronteras.
—Ahora estoy en
Londres, me acabo de casar con un Príncipe de Windsor, hijo natural que la
Reina decidió ocultar, porque ni ella sabe a qué generación pertenece. Me casé
con un vestuario cuyo sombrero, me llegaba a los talones y clásico escote,
dejar al aire las teteras. ¿Viste que está de moda la realeza con tetas?
—Y no me
invitaste, turra.
—Es cierto, ni
lo pensé, no hubieras tenido con quién hablar. El Príncipe fallado, piensa que
Argentina queda en la Antártida, sabe que Trump y Putin se pusieron de acuerdo
para hacernos agua. Así, Macroncho, se deja de joder con pedir préstamos aquí y
acullá. Dicen que les hace gastar en vernissage, para explicarle que no espere
nada de Pérez. Venite a vivir acá. Con el Príncipe ni me encuentro, es tan
grande este lugar, que nos huimos mutuamente. Salgo en fotos con él, que me
pone un besito en la verruga de mi mejilla, para que no se note.
—Bueno,
Quintina, te dejo, debo ir a limpiar tres casas, te entero que Juancho se fue
con la sierva y ella que es un encanto, me dejó las direcciones de las tres
casas. Te visito cuando me encuentre con la guita para el pasaje. ¿O me lo
mandás vos?... ¿Ah, no? Me viene perfecto, siempre odié a los británicos,
aunque ahora se cruzan con mestizos. Sí, te dejo, “pijatera”, justo pensaba en
mandarte por Andreani unas tetas que son de poner y sacar, vienen bien, ahora
que se curte hombre con hombre, mujer con mujer, hombre con dos mujeres o tres
o cuatro. En las Cortes, participan animales. ¿Cuál es la dirección del
castichoto?

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