miércoles, 11 de noviembre de 2020

ALGUIEN LES HIZO LA CABEZA

 

   Me convidó tres pastillas vencidas, Calixto era un tipo generoso y de buen corazón. Se cansó de nuestra amistad, comió todas las pastillas que quedaron y después lo negó. Me trajo un sobre de alka seltzer y dijo:

   —Te va a hacer bien, vos no necesitás nada para dormir.

   Compartíamos una carpa más chica que nosotros. En medio de la noche y de la nada, apareció una mujer.

   —Me llamo Sirena Encantada, al decir Encantada lo uso como saludo, mi nombre es Sirena. ¿No me invitan a dormir en esta carpa con ustedes? No miren con esas caras, mañana iremos a una Capilla para pedir perdón, por todo lo que haremos. No es ningún pecado dormir abrazados. A mí me da mucho miedo la soledad de este lugar.

   Tenía un buen cuerpo, fue una sorpresa cuando nos mordió el cuello y otras cosas placenteras. Cuando terminaba conmigo, seguía con Calixto. Por la mañana estábamos agotados. Sirena partió sin despedirse.

   —¿Cómo no nos dijo que se iba? Le brindamos todo, hasta un sándwich de mortadela.

   —Calixto, quiero recomponer nuestra amistad de toda la vida. Mis mejores vacaciones fueron con vos.

   —No sé cómo lo vas a tomar, pero a Sirena la soñamos, nunca existió.

   —Tengo como prueba, mordiscones en el cuello.

   Calixto se rió mucho de las conclusiones de su amigo. Cuando vio que le manaba sangre de su cuello, se espantó. Desarmaron la carpa y encontraron escamas dispersas. Si fue verdad o mentira, no lo hablaron más.

   —Después de todo, las pastillas y el alka seltzer, nos hicieron efecto. El más inolvidable.

   Guardaron aquel secreto para siempre.

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