El zaino lo dejó
tirado ahí, cuando tropezó con una vizcachera. Los compañeros trataron de
ayudarlo, pero él quedó mormoso para siempre. Igual terminó sus estudios,
gracias a Profesores que lo felicitaron en su última exposición. Era tartamudo
y llevaba su tiempo esperar que terminaba.
Los compañeros
formaron un buffet y lo invitaron a trabajar con ellos. El Doctor Ludovico
Escurre aceptó. Le asignaron un escritorito con una máquina de escribir Royal.
Se pasaba el día
tropezando al que viniera. Decidieron mandarlo a juntar papeles del suelo,
cambiar el rollo de papel higiénico y atender a los clientes cantando, para
hablar de corrido.
El Doctor
Ludovico Escurre se cansó del trabajo y de sus compañeros. Tenía capacidades
diferentes, se autonombró responsable de sanitarios. Hizo el curso de limpiar
sanitarios de mujeres. Ellas encantadas porque después de hacer, les pasaba el
papel, con tal entusiasmo que las dejaba como nuevas. Les destapaba las
cañerías, para comprobar si quedaba todo como correspondía. Para eso probaba
con su propio miembro.
—Doctor Ludovico
Escurre, usted limpia como nadie.
En otra
oportunidad, también para asegurarse, empezó a usar los palos de las escobillas
y salían limpitos, como nuevos.
—A mí me gustaba
como lo hacía antes. Disfrutaba mucho.
Dis…dis…fru..fru…ta…ta…ba…ba…mu…mu…cho…cho.
Sí…sí…mu…mu…cho…co…co…mo…mo…na…na…die.
Los dos eran
tartamudos.
—¿Y…y…si…trae
un…un…ca…ca…ballo, pin…pin…to pa…pa…para que…que…me…me…ha…ha…ga
el…el…mis…mis…mo, tra…tra…ba…jo…que…que…usted?
—Es que sa…sabe
se…se…seño…rita…que…cuan…cuando e…era más jo…jo…joven me…me…caí de…de… un
ca…ca…ballo, pa…pa…ra su…su con…con…suelo me…me…pa…pa…rece
que…que…la…la…qui…quiero.
—Yo…yo…yo
tam…tam…bién, lo…lo…lo…quiero.
Fueron conocidos
como “los amantes del baño”, porque cuando entraban no salían nunca.

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