jueves, 19 de noviembre de 2020

APARECE DE CUANDO EN VEZ

 

    —Me nombraron Canciller en Venezuela.

   —Pero Quintina, ¿cómo no me avisaste? ¿Vas a venir aquí o te quedás allá?

   —Voy para allá, quiero ver a los chicos que ahora deben ser grandes. ¿Quién me nombró?, lo ignoro. No sabés cómo me arrepiento de meterme en política. Los Cancilleres no hacen ningún trabajo, el único privilegio es que podés subir a un avión e ir a cualquier lado. Eso para mí, es un acto de corrupción.

   —Quintina, me estás contando todo. Sigamos esta conversación cuando nos veamos cara a cara.—dijo Roberta.

   Pensar que estudió con mis libros y con los que yo le afanaba. Hice tres carreras y elegí tener hijos, limpiar y preparar la comida. Lo llamaría “odio de casa”. Rolo me ayuda, cuando retorna de su trabajo. Vuelve a las diez de la noche y a veces a las cuatro de la mañana. Me pongo el camisón y tomo la pastilla. Cuando llega escucho:

   —Dios, qué cansado que estoy, reventado estoy, creo que hoy no puedo hacer lo que hacemos los viernes.

   —Yo tampoco puedo, me duele la cabeza, mucho menos sentir el olor de la Secretaria que duerme con vos.

   —¿Y cómo sabés, Roberta?

   —Me lo contaron tiempo atrás. Viene perfecto para divorciarme. Me voy con Quintina para pasar unos días en Venezuela.

   —Te vas y me dejás solo?

   —No, con tu Secretaria te dejo. Me compré un ajuar de ropa, vestidos largos y sandalias, todo lo pagué con tu tarjeta. Quintina me invitó a las fiestas que hace la Cancillería. Dijo que había un francés que te daba vuelta. Puede ser un francés noble, haré lo posible para que me dé bola.

   —Roberta, sos una mujer vieja, lo que contás es peripatético.

   —Yo no me meto ni me importa tu vida, Rolo. Te pido que me lleves las maletas abajo, que está Quintina con un Rolls Royce, prestado por la Cancillería.

   Al francés, que era un noble verdadero, le encantaron mis tetas caídas, mi culo inexistente, la cara fruncida y la transparencia de mi esqueleto. El noble francés me dijo que fue amor a primera fiesta y confesó que mi olor tanático lo volvió loco. Acá lo llamarían cojomondongo. Allá es “Je t’aime Roberté”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario