jueves, 15 de julio de 2021

EL INODORO

 

   Mi Madre era muy prolífica, tuvo seis hijos. Ella decía: “Voy a tener todos los que Dios mande”.

   No sé si por católica o por caótica. Yo sería el séptimo. Mis hermanos nacieron sin Asistencia Médica. Ella tenía el privilegio de una dilatación del cuello uterino exagerada. Mi Padre, Médico, le realizó unos costurones:

   ─Lo hago porque esta mujer va a terminar pariendo en cualquier lado.

   Sucedió algo impredecible. Tomaba litros de agua, por eso iba al baño a cada rato. Estaba sola cuando se sentó en el inodoro, tenía ganas de hacer pis y justo en ese momento asomó mi cabecita. Mamá ni se dio cuenta y apretó el botón. Quedé varado en el inodoro. Yo era un recién nacido, fui tan precoz que grité:

   ─¡Socorro! Estoy sumergido en agua fría, pis, soretes y una bolsa rota.

   Esta última me limpió algo. Por suerte apareció mi hermano más grande, excelente Plomero. Tenía un brazo largo, pero como no me podía alcanzar, usó una sopapa y salí enseguida. Pensé que el mundo era una mierda. Llegó mi Mamá, me tapó con dos edredones y así entrar en calor. Casi me vuelvo a ahogar, suerte que se dio cuenta y para limpiarme pasó su lengua por todo mi cuerpo. Me gustó mucho y de inmediato quise tomar la teta, era tan larga su teta que enseguida la tuve en mi boca. Yo le decía:

   ─¡Quiero más! ¡Quiero más!

   Por suerte le quedaba otra teta de repuesto. Casi me la como y ella se dejaba. Llegó mi Padre y me tuvo entre sus brazos diciendo:

   ─¡Es nuestra primera hija!

   ─Hijo, querrás decir.

   ─¿Y vos cómo sabés?

   ─Por las bolas.  

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