sábado, 17 de julio de 2021

GOZAR DIFERENTE

 

   Tomar un subterráneo en la hora pico, lo hacía porque me dejaba en la puerta de mi edificio. Sentía que viajaba en una lata de sardinas.

   Los cuerpos se acomodaban como en un puzzle. Primero me empujó, después dijo “perdoname”. Nos miramos cara a cara y se produjo un largo cortocircuito o largo circuito. Nuestros cuerpos se encastraron, su respiración era agitada, la mía también. Me pisó los dedos de los pies y repitió: “perdoname”. Me hizo girar y el quedó detrás de mí. Estábamos tan pegados que sentí su erección entre mis piernas. Hizo que mi vestido se trepara, abrió el cierre de sus vaqueros y me penetró. Cojimos todo el viaje, nadie se dio cuenta. A medida que los pasajeros se bajaban en distintas estaciones, el vagón quedó vacío, menos nosotros. Cuando se abrieron las puertas donde debía bajar, terminamos al mismo tiempo. Bajó

conmigo diciendo: “perdoname”. Lo arrastré hasta mi edificio, le mostré en qué piso vivía, miró hacia arriba.

   ─Preferiría tomar el subterráneo a la hora pico. Te espero hasta que llegues. No lleves ropa interior, no es necesaria, “perdoname”.

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