viernes, 28 de octubre de 2022

BAJO LA CAMA

   Le empezó a crecer la barba, los bigotes y comenzó a trabajar en un cine como acomodador. A su amiga, la vecina, también le crecieron bigotes. Sentía orgullo por ese detalle, como admiradora de Frida Kahlo que usaba bigotes, igual a los de ella.

   Atendía un kiosco, quedaba justo en el frente del cine. Se hicieron inseparables. La madre del niño tan bueno y lindo, se fue convirtiendo de a poco en malo y feo.

   Un día entró a su casa y no los encontró en ninguna parte. Entró al dormitorio y tampoco los vio. Ellos se refugiaron debajo de la cama. Se daban piquitos y gemían como adultos.

   La madre no quiso seguir haciendo de voyer. Y llamó a su marido:

    ─Los chicos son grandes y están desarrollados. En cualquier momento ella podría quedar embarazada. ¿Y entonces qué hacemos?

   ─Pero querida, estamos cubiertos. Le regalé una caja china que trae dos mil quinientos profilácticos, garantizados. Se pueden pinchar o morder que resisten todo eso y más.

   ─Mami, papi, quería tranquilizarlos, todavía no llegamos a hacer la completa, pero en cualquier momento empezamos. Yo no doy más de tanta abstinencia y ella tampoco. ¿Nos prestan su cama de dos plazas? Estaríamos mucho más cómodos, para hacer nuestras cositas.

   ─¡Me quiero morir! ¿Vos escuchás lo que nos están pidiendo? Son dos mocosos de mierda.

   Dijo el padre enojado:

   ─Y bueno, que se arreglen, ya tenemos bastantes problemas. Dejémoslo así. ¿Vos no tenés memoria? Pero nosotros lo hacíamos en cualquier lado, en el zaguán, en la pileta y hasta en la Escuela. 

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