Estaban
alrededor de la pileta, charlaban en grupos, de a dos, de a tres. Lucía tomaba
sol con dos amigos incondicionales, que estaban cuando ella los necesitaba.
Se abstraía de
tal modo Lucía, que Evaristo y Riky debían avisarle que ya era de noche. Ella hablaba
sola, que todo le salía mal, la aplazaron en las cursadas, el novio la largó,
si no fuera por sus dos amigos, casi hermanos, se hubiera tirado del noveno
piso al centro de la pileta, como hizo Charly, a él le fue mal, tal vez a ella
le fuera mejor y se partiera la cabeza. Tenía acumulación de pensamientos
tanáticos, como si la vida fuera la muerte. Que su cráneo estallara y dejara
libre todas las basuras que contenía.
Evaristo y Riky,
la acompañaron a la cama, uno le alcanzó el camisón, Evaristo ubicó las
pantuflas junto a su cama. Él la amaba, pero nunca le dijo nada, habrían sido
una pareja exótica, la gente los miraría raro, por eso, con ella, este tema no
podía abordarlo. Riky también la quería, pero más como amiga. Ella los acarició
con afecto.
Evaristo durmió
sobre su corazón y Riky le rodeó el cuello, los dos le amasaban el cuerpo.
Pasaron toda la noche ronroneando. Lucía odiaba que la despertaran, pero los
brrr, brrr, brrr, brrr, no cesaban.
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