martes, 6 de diciembre de 2016

CUÁNTICA


   Se me fueron las ideas, salí desesperada a preguntar a las personas, si no vieron alguna idea mía, todos respondían igual —Ni idea.
   Me senté frente al escritorio, que ni hojas tenía, sólo había una letra “A”, en el piso y una “X”, colgando de una birome vacía. Había llovido tanto, que las goteras se abrían. Me despertó el agua, duermo con un brazo colgando.
   El escritorio mojado hizo desaparecer el cuento que debo entregar hoy, pisé el papel, eran todos borrones. Llamada por el celu, mi Mamá, le conté. —Siempre dije que eras una hija extraviada, dabas trabajo, leías con la boca abierta y te caía la baba, eran libros para adultos, cerré la biblioteca. Seguiste en el escritorio de tu padre, con los libros de tu abuelo, en algunos pedazos, comidos por las ratas, para que te enteres. Tu querido Papi, no quería que fueras a la Escuela, consideraba notables tus deseos de saber y nocivo el aprendizaje sistemático. Te deformó la columna, pasando de un libro a otro y las interminables charlas cuando yo moría de sueño…La oveja negra, la peor de todas, la familia opina igual, así que si se te fueron las ideas…
—Pará Mamá, te dejo, vinieron las ideas.
   —¿Supongo que no serán sobre mí?
   —¿Cómo se te ocurre? Chaucito.
   Lo tengo! Lo tengo, sí, es sobre vos, la puta que te parió.
   Cómo me jodiste la vida y la de Papi, igual gracias, para ahora tengo cuento e ideas.

                                                                     

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