Se me fueron las
ideas, salí desesperada a preguntar a las personas, si no vieron alguna idea
mía, todos respondían igual —Ni
idea.
Me senté frente
al escritorio, que ni hojas tenía, sólo había una letra “A”, en el piso y una “X”,
colgando de una birome vacía. Había llovido tanto, que las goteras se abrían.
Me despertó el agua, duermo con un brazo colgando.
El escritorio
mojado hizo desaparecer el cuento que debo entregar hoy, pisé el papel, eran
todos borrones. Llamada por el celu, mi Mamá, le conté. —Siempre dije que eras
una hija extraviada, dabas trabajo, leías con la boca abierta y te caía la
baba, eran libros para adultos, cerré la biblioteca. Seguiste en el escritorio
de tu padre, con los libros de tu abuelo, en algunos pedazos, comidos por las
ratas, para que te enteres. Tu querido Papi, no quería que fueras a la Escuela,
consideraba notables tus deseos de saber y nocivo el aprendizaje sistemático.
Te deformó la columna, pasando de un libro a otro y las interminables charlas
cuando yo moría de sueño…La oveja negra, la peor de todas, la familia opina
igual, así que si se te fueron las ideas…
—Pará Mamá, te dejo, vinieron las ideas.
—¿Supongo que no
serán sobre mí?
—¿Cómo se te
ocurre? Chaucito.
Lo tengo! Lo
tengo, sí, es sobre vos, la puta que te parió.
Cómo me jodiste
la vida y la de Papi, igual gracias, para ahora tengo cuento e ideas.
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