martes, 13 de diciembre de 2016

Y AL FINAL

  
     ABU: Las abuelas son las madres que uno no tuvo nunca, te hacen de comer cosas ricas, te llevan a la calesita, te convencen que los Reyes Magos existen y a los bebés los traen de París, cigüeñas más seguras que los aviones.
     Si fuera por mí la tendría todo el año. Los padres no están nunca y piensan que a los chicos no hay que mentirles, sabiendo que hay verdades que son mentiras y mentiras que a los niños los hacen felices de verdad. Hoy me preguntó si podía dejar de ser hija de sus padres y que yo fuera su madre. Tenía los ojos tristes, era el día que llegaban a buscarla.
      MA: Nosotros trabajamos tantas horas, que detener sus caprichos pos-abuela lleva tiempo y contención para no llegar al filicidio. Alisarle el pelo, luego de los tirabuzones caches que le hizo la abuela, llora porque dice que le tiro el pelo, no hago caso. Debo llegar a horario a mi trabajo. Termino la trenza, mientras toma su desayuno por la mitad, se escucha la bocina del micrito del colegio. No le di un beso, siempre me olvido. Cuando llego ella duerme, de nada serviría molestarla con un beso. Corro el riesgo que se despierte y me pida un cuento. Yo no estoy para eso, no doy más.
        Cuando llego a la cama duermo con una rapidez equivalente a mi cansancio. Vino mi marido, yo ni me enteré. Dejó una nota en su almohada, pregunta si alguna vez podremos vernos o ya no vale la pena.

                                                                

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