Tenía un blog de
cuentos, de día escribía, de tarde corregía y
a las 0.30 subía uno, todos los días.
Noté que las
estadísticas no correspondían a mis expectativas, hice la queja correspondiente
y pude conectarme con la cabeza del dueño internetiano, Señor Meridiano Gogel
(Se pronuncia Gol, creo). No esperé respuesta, conseguí su foto y empecé a
seguirlo. Pelado, fofo y con un semicírculo de custodios. Entraron al Cine,
para ver Dibujos Animados. Caminé entre las butacas y me senté de “Prepo-simpático”,
al lado del Señor Meridiano Gogel. Los custodios se reían con sonidos
cerdónicos. Hice igual, exagerando llevaba la mitad de mi cuerpo hacia adelante
y con la mano derecha golpeaba con mi anillo punk, de hierro, la rodilla de
Meridiano, que se retorcía de dolor, los
custodios pensaban que estaba doblado de risa. Mientras ellos comían
pochoclo, saqué mi alicate y le corté la carótida. Dije permiso y me fui, 0.30 subí
el de hoy. Las Estaradísticas superaron mis deseos, sentí una felicidad
momentánea. Apareció en la pantalla “Mi querida usuaria, resolveré de inmediato
sus inconvenientes. Lo haré yo mismo en persona”. El abajo firmante era el
Señor Meridiano Gogel. Me estremeció la noticia, llamé a todos mis contactos y
relaté el episodio de la muerte, con lujo de detalles, se me escapó. Mi alicate
es poderoso, mata traidores mafiosos.
Recibí doscientas mil visitas, felicitando mi
asesinato.
No hay comentarios:
Publicar un comentario