sábado, 10 de septiembre de 2022

EN CASA

 

   Como no podían salir, jugaron a sincerarse. Él confesó que antes la engañaba con cualquiera.

   —¿Vos sabés que yo antes hacía lo mismo?, pero no con cualquiera, con los Maridos de mis amigas, eran los que tenía más a mano, ahí comprendí, por qué estaban de acuerdo. Se quitaban los Maridos de encima. Yo les hacía el favor y me acosté con todos. Eran diez. Decidieron separarse de sus Mujeres, para casarse conmigo, yo les dije que sí a todos. Entonces te inventé que llevaba un contingente de turistas, por un tiempo. Vos seguías leyendo, mientras yo me bajaba cada salame al sótano, no cabíamos, éramos muchos. Les empecé a cobrar, ninguno quiso pagar. Los largué o se largaron. En casa no vivieron más, por fin logré descansar.

   —Te tengo que decir algo, todo lo que te conté, es mentira, vos te lo creíste. ¡Ja!

   —Yo también te inventé todo. Es para condimentar este tiempo de la pandemia. Un matrimonio con aburrimiento, se nutre de inventar historias o de cagarse a trompadas.

   —A mí me dieron ganas de varias cosas, cortarte la cabeza, tirarte por la ventana, me brotó el instinto asesino y te empiezo a correr hasta que te alcance y te sugiero que para despedir esta historia, nos acostemos.

   —¡Qué disparate! ¡Qué ascoo!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario