sábado, 4 de febrero de 2017

DAÑOS COLATETALES


   —Las mujeres fieles a las modas más que a sus maridos, usan caretas imposibles de extirpar. En las cirugías se corta, se cose y se sufila.
   —Bueno, si no te gusta le pedís que se agregue arrugas, código de barras en su boca, ojos que casi no se ven, los párpados caen, las bolsitas se inflaman y la papada llega al esternón.
   —Viste cómo es Cinty, la careta joven no le pega con los colgantes pielíferos. Me di cuenta la última vez que hicimos el amor, es blanda como un pescado. De esto ella no sabe nada, es autoexigente, compraría un bisturí, se encerraría en el baño con la caja de costura. La encontraría muerta en un charco de sangre, después sería  sospechoso principal.
   —La mía tiene operada hasta las axilas, está hecha una pendeja. No lo hizo por mí. Me ignora. Le encanta que la miren, que la sigan. La encontré tomando una copa con un pendejo creatinado, un lomo anabólico tenía el pibe. Me acerqué a saludar, podés creer que me presentó como su padre.
   —Bueno, le dio un ataque de volver al pasado y se está poniendo al día…
   —Coincidirás conmigo en que es una putada.
   —¿Es puta?
   —No, che, es una señora, a pesar de jugar a la nostalgia y los novios jóvenes. No la necesito, hace tanto que no…que…no…que no.
   —Por algo somos gemelos, a mí también, hace tanto que no…que…no…que no. 
                                                                               

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