lunes, 20 de febrero de 2017

UNA RECETA INFALIBLE

                                                                            

   Cuando Ud sienta que sus lágrimas terminaron. Era lo único que la acompañaba y ahora tiene el síndrome del ojo seco. Aunque en su depresión Ud decida bañarse, con espuma, vestirse como una regia y salir a ver qué pasa, recuerde que su depresión está acostumbrada a la soledad de catapulta. Escucha pasos, la sigue un hombre. Ud aminore la marcha, para mirar al seguidor. Una persona común, ni su cara, ni sus ojos, ni sus pilchas le dan a conocer un dato, uno nomás, que indique algún aspecto de su alma.
   Si la invita a una copa, Ud acepte. Una aventura está compuesta de elementos que se desconocen.
   Le puede ocurrir un imprevisto que humille. Ud mantenga la calma, como buena depresiva sabrá lo que significa la postura de quietud.    El tipo, a esa altura no será un hombre, llega a la esquina, le dobla el brazo y llena una bolsa de supermercado con sus zapatos italianos, su traje color malva de china town. Flashea con la ropa interior, se la quita con delicadeza, para no lastimarla, bueno, en realidad es para no Arruinar esos primorosos voladitos. Vuelva a su casa caminando, como si estuviera vestida. Cierre la puerta. Sienta un impulso sin freno, suba al auto y reconstruya el viaje de vuelta. El tipo no debe estar lejos, los tragos los paga Ud., él no tiene un mango.
   Está sentado en el cordón, tiene el bolso con sus cosas. El tipo le entrega la bolsa y llora, llora en exceso.
   Ud. Debe ser piadosa, el hombre está deprimido. Lléveselo a su casa y trate de solucionarle su depresión.
                                                           

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