viernes, 10 de febrero de 2017

TÊTE À TÊTE

                                                
   —Con todas las protestas que deberíamos hacer, ésta me parece un exponente más de la estupidez humana.
   Silvia escuchaba y asentía los argumentos que tenía una de las habitantes del edificio. Se conocían del ascensor, el espacio donde todos callan y se dan la espalda como una consigna.
   Le pareció que Sofía tenía formato de convicciones, tal vez insistiendo por el lado de los derechos de la mujer —Pensá en nuestros derechos siempre avasallados, si nos acompañás le darías más prestigio a la protesta.
   Sofi dijo que ella era Socióloga y tenía una concepción diferente del mundo.
   —Yo no estudié para sacarme el corpiño y revolearlo en el Obelisco. Te voy a contar una historia, Silvia, se refiere a cómo paso mis vacaciones, somos un grupo de dos parejas y tres amigos. Nos encanta una playa que quiere decir “El viento que despierta”. Virazón, tiene médanos solitarios donde a los dos kilómetros no hay bañeros ni turistas, tomamos sol en bolas y nadamos sin interferencias de elásticos y trapitos. Nunca nos miramos como presas al acecho, nos vemos como totalidad y la desnudez nos unifica.
   Nadie nos dice que no hay que nadar de noche, ni podemos comer desnudos. Los últimos días nos parecemos al hombre de las cavernas. Regresar nos pone mal a todos. Salimos cuando el sol se va. Vestidos.
   Silvia preguntó dónde quedaba esa playa —Esa playa queda cuando el viento te despierta y caminás por el mundo, lo estudiás sin libros, en vivo y en directo. Trabajás, te comprás una moto, la ponés en marcha y ella que sabe, te deja en Virazón. 
                                                 

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