jueves, 2 de febrero de 2017

NINFORUEGAS

                                                     
   Se levantó y fue al baño. Tardó más de lo acostumbrado.
   —¿Qué te pasó? Estaba preocupada.
   —¿Vos no viste el anteúltimo del fondo? Tan bueno estaba que le guiñé un ojo, me siguió al baño y de ahí, lo que te imagines. Fue un baño muy ocupado y satisfactorio por dos. Para mí, no es nada.
   —¿Qué me decís?, es nuestro primer viaje a Noruega…
   —Por eso mismo, yo del viaje aprovecho todo.
   —¡Qué papelón si alguna azafata se dio cuenta!, no sabía que eras tan audaz.
   —Se llama Olkar, me dio su tarjeta, nos ofrece hospedaje en Oslo.
   —Pero, si tenemos reservas en el mejor Hotel de Oslo, ya están pagas. Somos muy distintas, si vos te hospedás en lo de Oscar, pensá que puede ser un degenerado obsesivo. Saldremos en todos los diarios. Argentina ni te cuento…
   —No es Oscar, es Olkar.  Decís que me mataría?
   —Por supuesto, los Noruegos son muy completos, te lo digo porque me pasó, iba todo sobre ruedas y una noche me ató pies y manos con cinta de embalar. Mostró un cuchillo y se acercó a mi cara, después largó la  carcajada junto con el cuchillo. Así, imposibilitada, él andaba por mi cuerpo, como turco sin neblina.
   —No te imagino ¿Y después qué…?
   —Entró mi marido, yo lo hacía en una reunión empresarial. Le preguntó al tipo qué pretendía de mí. No le contestó y se fue.
   —¿Y…? ¿...y?
   —Me decía que debía ser más cuidadosa, aprender a defenderme. Después habló raro:
   —Mirá si entraba y te encontraba muerta en el piso? Pero no sucedió, estás acá vivita y culeando, para seguir jodiéndome la vida.
                                                          

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