jueves, 23 de febrero de 2017

MIRÁ LAS BESTIAS


   Me pide que corra el escritorio. No tiene cara el tipo —¿Cómo voy a hacer eso si usted me acaba de despedir?
   Se dio el mal gusto de mirar con desprecio —Ud está acostumbrado a trabajar, yo no. ¿Hacen falta más explicaciones?
   No contesté nada, antes de salir le dije que era un viejo puto, re-puto y pegué el portazo. El tipo labró un acta especificando que yo le había dicho puto y lo reafirmé con re-puto.
   Como no existe la equidad, me pusieron ante un Juez que era su mejor amigo, pidió el detalle de la discusión —Me rehusé a correr un escritorio, cuando terminaban de despedirme. El tipo, perdón, el Ministro se dedicó a humillarme y ahí le dije que era un viejo puto, re-puto. ¿Qué, ahora no puedo decir lo que pienso?
    El Juez hacía telegrillas, mientras me anunció una multa de pesos 2.500.000, tenía la opción de retractarme.
   —Me niego a los dos castigos, se basan en negar mi defensa. Aquí está mi Abogado Defensor, alto, elegante y con cara de no haberse recibido de nada, más que de alcagüete a sueldo. Le ruego su Señoría, presentar mis dos testigos, no son amigos, son testigos.
   Declaró el cafetero de la puerta y el dueño de un hotel, a metros de Balcarce 50, era un anexo del lugar presidencial. El cafetero dijo conocer al Ministro, tomaba un café y salía. Señaló al ñoqui de mi abogado —Con ése se iban juntos al Hotel de Balcarce 50.
   El dueño del hotel agregó que el Ministro también solía ir con otros hombres jóvenes, con aspecto de taxi-boys. Me puse de pie —Ud mismo pudo comprobar, Sr Juez, que el Ministro, además de ser un viejo puto, es re-puto.
   —Use el martillito de madera pronto, estoy apurado, empieza el partido.
   No terminé de hablar, cuando dije que empezaba el partido, el recinto quedó vacío.  
                                                                                                                       

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