miércoles, 14 de febrero de 2018

POR SUERTE, ´TAMO LEJO


   Comenzó a funcionar el primer satélite habitable que tomaba fotos de lugares específicos.
   Seleccionaron dos personas para satelitear el punto máximo de resistencia humana. Los dos audaces eran católicos, pero se hicieron anglicanos, budistas, taoístas, por si les daba miedo tendrían varios dioses a quienes recurrir.
   Debido al bajo presupuesto los científicos argentinos levantaron el satélite con globos de gas atados con alambritos. Respetando la cultura del alambrito, invento criollo. Entraron vestidos con trajes de amianto amortizado, forrados en gomapluma. Les tomaron la foto de rigor y cerraron las satelipuertas. El espacio era exiguo.
   —Ché ¿Y si nos sacamos este bodrio de encima y nos quedamos en calzoncillos?
   Al otro le pareció liberadora la propuesta. Ignoraban cuándo era de día o noche. Comprobaron que el satélite no era el más alto, como les aseguraron, era el más bajo. Las cámaras se rompieron en el despegue, debieron usar celulares para fotografiar dónde no había guerra, dónde había más o menos y cuál era el lugar de la guerra grande. Este último sitio los dejó sin habla, Medio Oriente era una metástasis Isíaca. Había gente del FBI y la CIA, metidos en el despilfarro de la muerte.
   —¿Qué te parece?¿Nos volvemos?
   Al otro le pareció lo mejor, muy apropiado porque Argentina era canasta sin pan del mundo, un lugar seguro, nadie mete mano en nada. Los globos desinflados hicieron el milagro de traerlos al medio de La Pampa, sanos y salvos. Ante los periodistas contaron lo visto y mostraron fotos y filmaciones.
   La CIA, el FBI y La Internacional de la Droga, hicieron desparecer el material aportado por los casi pilotos. Luego, hicieron desaparecer a los casi pilotos.

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