lunes, 7 de junio de 2021

SOBRINO II° Parte

 

   El sobrino de Catalina Chanchorena, heredó la casa. Alisó el frontón para ponerle su propio nombre: GERINELDO. Se casó con una chica llamada Peteira Pirola, se hacía llamar por su apellido, Pirola. El nombre Peteira le parecía muy largo y tenía el olor de una oficina donde tanto practicó el peteirismo.

   Gerineldo encontró a María en la puerta de su casa, llevaba un niño en brazos.

   —¡Qué suerte que te casaste, María! Y tuviste un hijo.

   —Qué está diciendo, no tengo Marido y este niño fue un regalo suyo.

   Pirola escuchó todo. Se dirigió a María:

   —Yo no puedo tener hijos. Lo menos que podés hacer, después de haberte acostado con mi Marido, es regalarme ese niño.

   Pirola se lo arrebató de los brazos.

   —Mirá, Gerinaldo, el pequeño es tu vivo retrato. Nadie dudaría que somos un matrimonio con un hijo.

   María habló con voz serena:

   —No sé si ustedes asistieron a la lectura de los herederos, ordenados por Catalina Chanchorena, sólo la mitad de esta casa es suya, el resto está habilitada para mi biblioteca de 22.000 libros. Aquí vienen a estudiar los chicos de las Escuelas Rurales de la zona. Le exijo, Doña Pirola, que devuelva mi criatura.

   María levantó con sus manos una escopeta de dos caños, previo esconder a su hijo en un ropero. Ante el peligro de morir a balazos, corrieron hacia el auto. María les gatilló las cuatro ruedas, derraparon y dieron cuatro vueltas en el aire.

Nota de la Autora: Continuará.

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