martes, 1 de junio de 2021

A LAS TRES DE LA NOCHE

 

   Su situación económica no tenía solución, ni con préstamos bancarios, o familiares o el recurso de los dólares en el jardín. Este último episodio fue el más lamentable, no recordaba dónde estaban enterrados, había árboles caprichosos, donde trepaban enredaderas que cubrían la tierra y donde no la había, césped prolijamente cortado, donde no existían señales de pozos.

   El insomnio de Clemente Micoto lo levantaba de la cama, se producían confusiones en su cabeza, llamó a su amigo Cristiano Soborno. —Hace catorce días que no duermo, camino con sigilo por las noches, buscando la paz que necesito. ¿Entendés mi desesperación, Soborno?

   Al otro lado se escuchó un hondo suspiro. —A mí me sucede como a vos, no sé si peor, me embargaron la casa, el auto, a mi mujer no, que habría sido una alegría.

   No le dio risa, me dio miedo su miedo. —La culpa la tiene este Gobierno de mierda, en vez de expropiar los bienes a la K-chorra, que viralizó la corrupción, el Príncipe Idiota pretende que nosotros, los que sí tenemos escrúpulos, paguemos como boludos, los agujeros que…

   —¿Me escuchás, Micoto? No llores, que me hacés llorar a mí, parecemos dos maricones, dejá de joder, venite a casa y no hablaremos de estos chanchos. Te prometo silencio y unas pitadas para curtir un poco el cielo y las estrellas. ¡Uy! Recién cayeron dos, fugaces, símbolo de buen augurio…a lo mejor…

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