martes, 19 de julio de 2022

LA MIRADA DEL OTRO

 

   ─¿Porqué me mirás?¿Te querés enterar del paso del tiempo? Y encima, tenés razón, mi panza parece intentar llegar a los empeines. Seguí nomás, mirá, las tetas son tan abiertas que cuelgan de mis axilas y las puedo atar detrás de mi espalda, como si fuera el elástico de un corpiño. Me pongo de costado, así no molesto tu posición relajada, mirá este glúteo y después mirá este otro, las cataratas del Niágara, que cataratean sobre mi culo caído. Fijate, tengo protuberancias y pozos, vino por mí la celulitis, hasta tengo hemorroides celulíticas. Ahora que me siento ves mis dedos de los pies encimados. Preparate, los levanto. Los ves sin interés. En todos estos años capas y capas de piel callosa, no tengo planta de los pies, tengo suelas con plataformas. Gracias a ellas mirá como te empujo. Si quiero te beso la boca, si quiero aplasto mi cara contra la tuya. Te muestro con linterna, mirá hasta  en dónde salen canas. Tu mirada es más cruel que la verdad verdadera. Esto se terminó, no quiero más tus ojos sobre mi cuerpo, te voy a reventar.

   Tomó un candelabro de bronce y rompió el espejo.

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