domingo, 24 de julio de 2022

SANGRE Y FUEGO

 

                                       ÉL  

   Ya ni me acuerdo qué cosas me gustaron cuando la conocí.

   Ahora no sé si es linda o fea.

   Creo que si se pinta de verde la cara, no me daría cuenta.

   No la veo. No sé cómo es y lo peor, no sé quién es.

   A veces la jodo, le digo bagayo, enana, gorda, puta. Ahí se pone como loca y yo no la puedo cortar y la basureo, bien basureada.

   Me gusta cuando se enoja, es el único momento en que le brillan los ojos. Pero a mí no me alcanza, se me pone todo rojo y le pongo un bollo. No se queja la turra, es de goma.

 Y después le sigo pegando, eso es lo que tengo, no puedo parar.

   Encima, la boluda me muerde finito el cogote y se queda con un cacho.

   Yo agarro la tijera y se la clavo en la panza, me saca la boluda y se la vuelvo a clavar. ¡Para qué! ¿No agarra un martillo y me da con todo en los dedos del pie?

   Bueno y así, dale que te quemo el pelo, me lo quemó. Y yo dale que te rompo todos los huesos y se los rompí.

   Qué fea que se puso la idiota! Y cómo me ardía la cabeza…

   Me fui a la mierda, una loca la mina.

   Aunque sea un bajón tengo que hablarle por teléfono, al menos para ver de transar un polvo, algo.

                                Ella

   Ahora que te fuiste me doy cuenta. Tengo la ceja partida y esta saliva que me brota entre el mentón y la boca. De la muñeca quebrada, no te digo nada. Mientras vos disfrutabas el ruido de mis huesos, yo te martillé el dedo del pie.

   El mordisco simultáneo, me dio la prueba que no sólo los animales desgarran.

   Tengo chuchos de frío cuando me siento los puntazos alrededor del ombligo.

   Hay olor a pelo quemado, todavía y eso que ventilé ni bien te fuiste.

   Me da risa pensar que por un tiempo, vas a ser lampiño.

   Lástima que no me puedo mover.

   Justo ahora que llaman por teléfono.

   Y sos vos. Estoy segura.

   Y no deja de sonar, sos un pesado. Si sabés que te quiero. Cortá!

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