sábado, 16 de julio de 2022

VISONES LEJANOS

 

   Mirá con qué ojos me está mirando. Seguro que me compra. Entra al negocio y pregunta:

   ─¿Cuánto cuesta?

   Pagó cash y no quiso ninguna bolsa, prefirió llevarme puesto. Estaba harto de estar colgado, siempre en exhibición. Ahora, la mujer que acaricia mi pelo y me toma el olor para ver si soy raza visón. Caminamos unas cuadras, me molestaban sus zapatos de tacos nueve y medio, hacían mucho ruido. Subió a un Rolls Royce y se sentó encima de mí, me pareció un gesto descuidado. ¿Cómo no me quitó ni me puso como debe ser? Hacía abuso de mí.

   Me usaba todos los días, hasta que llegó el verano y me metió en una cámara frigorífica para protegerme del calor. Había otros tapados colgados, no me sentí solo. Nos rozábamos sin querer y tenían la virtud de no competir para ver cuál era el mejor. Yo sabía que era yo, pero me pareció ordinario decirlo.

   La mujer quiso usarme en el verano también. Me cortó las mangas, el ruedo largo y la cintura. Me puso breteles dejando su ombligo al aire. Sentí que estaba descuartizado. Era perversa conmigo y con mis mangas hizo felpudos. Según la turra, levantaban el aspecto de la casa. Los gatos comenzaron a usarlos para dormir. Algunos me hicieron pis y caca encima. Me sentí tan impotente, sobre todo cuando la cocinera me tiró a la basura. Fui a parar al basurero municipal.

   Un señor que me descubrió, decidió reciclarme, ahora vivo en las solapas de su campera.

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