Inés tenía cara de yo me sé todo y una corte de boludos que le creían.
Puede que su
forma de trabajo no la practicara como una forma de dominación, pero sus
creyentes la seguían, escuchaban sus evaluaciones y hasta las ponían en
práctica. Hubo una obra conjunta de diez esperanzas. Inés se encargó de
evanescerla casi al hacerse cargo. Ella dijo que debía practicarse un aborto.
No estaba en condiciones y excusas, excusas ¿Y para qué hacer creer tanto? Hay
muchas Ineses y son parecidas, el aspecto de orfandad, el desaliño sincero, el
estoy por, o cuando vaya a…
Inés quedó sola
y no le importó una nada. Toda su vida fue solitaria, casi no sentía a los
otros. Percibía latidos diferentes, colores ajenos, risas en otro idioma. Podía
ser reina de repente o reclusa permanente. Robaba novios ajenos sin mediar
intención alguna. Los hombres quedaban perdidos por Inés. Algunos dejaban
pasar, por ejemplo los candidatos de dos o tres amigas. El resto era para
amarlos y luego Inés les cobraba. Este método le capitalizó la vida con un piso
alto, con terraza, árbol y pileta, en plena 9 de Julio. Una cabaña de maderas
chinas, en una playa sola, de una isla sola, del Delta y su lugar de vida, una
casa de piedra, incrustada en Sierra de La Ventana. En el techo de pasto se
hamacaba a la hora de la siesta. Sola Inés.

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