viernes, 31 de mayo de 2024

A LOS GRITOS

   —Chicos silencio, no es necesario que griten todo el tiempo. Tomen el ejemplo de Abelardo, no conoce los signos.

   —¿Qué signos?

   —Los de admiración, los de interrogación, etc.

   —No es que no sepamos, lo que pasa es que usted explica mal.

   La maestra lloró lágrimas de conjuntivitis.

   —Señorita no es que leamos mal los signos y usted parece que nos odiara.

   Convocó a los padres y les explicó lo que pasaba.

   —El chico es el peor de todos. ¿Ustedes podrán hacer algo para revertir esta situación?

   Dijo el padre que la culpa la tiene la maestra y lo mejor que podrían hacer es echarla de la escuela.

   Se escuchaba un coro que a los gritos cantaban al unísono.

    —¡¡Qué la echen!! ¡¡Que la echen!! Y cientos de que la echen.

   Cuando se hizo de noche siguieron “Que la echen”. La maestra no paraba de llorar, se desmayó. Los alumnos le caminaban por encima hasta dejarla como un huevo frito, pedía que no la mataran.

   Llegó la inspectora con cara de policía y dijo muy segura:

    —Tienen que entender (aunque no creo). Es que las cosas no son signos. Pienso que tendrían que echar a todos los alumnos.

   Uno de ellos dijo:

   —Mejor, tendremos todo el tiempo para jugar.

   Salieron en los medios, el señor presidente Milei ordenó cerrar todas las escuelas. Los padres los reputearon pero a Milei no le importaba nada. 

jueves, 30 de mayo de 2024

AROMOS

    Huyó de su casa, no daba para más. Era grande y todavía lo golpeaban, los insultos no le hacían mella. Cocinaban feo, muchas veces se descompuso y pensó que era demasiado. Armó su mochila y tomó cualquier micro. No sabía hacia donde iba, quería una sorpresa más agradable de lo vivido. Se hizo adicto al cigarrillo y otras hierbas. Los amigos le presentaron una chica que luego fue su novia. Era buena charlando y en la cama ni que hablar. No era un tipo que callara sus sentimientos, le decía:

   —Yo te quiero pero me aburrís. Cansa andar a pata por la ruta.

   Le gustaba dormir bajo los aromos, ponerse panza arriba y observar la luna y las estrellas.

   Una noche apareció una señora joven de acaballo. Como era de rigor se presentaron.

    —Mi nombre es José y vivo así.

    —Tenés que comprender que este predio es mío, no puede haber desconocidos, me llamo Estrella y tengo ganas de cabalgarte.

   —¿Tenés caballos?

   —Sí, tengo cuatro que son mis preferidos.

   —Pero a vos te doy un empujón y me acuesto encima tuyo, prepárate. Cabalgás bien, tendrías que montarme con más brío.    Pero es que no puedo, sos muy gordo, ese peso me impide disfrutar.

   —Nunca te vas a olvidar de todo lo que no me dejaste hacer.

   Era cierto, tenía un paquete más que interesante. Le dieron ganas de quitarle el paquete. El gordo estaba sobrando.

   Se sintieron los cascos de un caballo, era el padre de Estrella.

   —¿Qué están haciendo?

   —Lo mismo que hacés con la mucama y con mami, que a veces no la encontrás, porque tiene novio.

   —¿Mirá qué traidora? y vos me das vergüenza.

   —No te preocupes porque nos vamos enseguida.

   —¿Y a dónde?

   —Donde nos lleve el viento y no pensamos ni casarnos ni esas boludeces.

   Subieron a un auto rojo descapotable. Del padre no se despidieron.

   Anduvieron a la marchanta. Esas casualidades que tiene la vida. Era pampa lisa y ambos se dormían. Vieron de lejos una casita que pertenecía a sus amigos de la Universidad. Al llegar tocaron bocina y enseguida salieron a recibirnos, estaban canosos y con caras derrumbadas.

   Esa noche estrella se acostó con el marido de su amiga. Y José no se quedó atrás, hizo el amor con la mujer del marido.

   Partimos al día siguiente, el acelerador a fondo, chocamos contra un árbol, el auto se hizo mierda y nosotros también.   

miércoles, 29 de mayo de 2024

VERNISSAGE

    El abrigo hacía su persona. Tan alto y buen mozo, el sobretodo perfecto. Con un agujero feroz en el centro de ambos omóplatos. Todos lo mirábamos de frente. Estábamos curiosos y temerosos. De atrás nadie le iba.

   Era de bala y reciente. Tenía pedacitos de algo ensangrentado. Piel, debió ser. Había una ninfómana que se le prendió de la espalda y metió la lengua en el agujero.

   Pidió disculpas. Lo hizo para ver si él agonizaba y enterarnos si el abrigo era robado.

   Confesó que sí, robado. Relató que su hermano mellizo lo sacó de sus cabales y le dio un disparo en la espalda para que se calle la boca. Fue para ver si lo entendía y lo escuchaba, pero el chulo resolvió morir antes que eso sucediera. El matador le quitó el sobretodo al mellizo y se vio perfecto en el espejo francés del living inglés, aceptó la invitación al vernissage en el consulado de Penesuela y ahí estaba, con las manos cruzadas y todos nosotros mirándolo a él y al espejo, con él de atrás y delante en persona.

martes, 28 de mayo de 2024

TIC

    Subió al subte la pareja, ella se adormecía en un hombro y él le besaba la boca, pero con tal discreción que nadie se daba cuenta, excepto en el fondo, en un asiento individual, Raquel no podía despegar los ojos de aquel amor silencioso.

   Los miraba con ternura, como se mira de afuera alguna escena similar. En una Estación cualquiera, la mujer de la pareja se acercó a Raquel indignada, fueron varios los momentos donde Raquel miraba al novio y le guiñaba el ojo izquierdo.

   —Sabés que tengo un tic en el ojo, no es que me pase siempre, me sucede solamente con las parejas ajenas, no te enojes, quedate acá y mirá lo que me pasa, tu novio, el que ahora está sin vos, lo miro y el ojo me hace un tic parecido a un guiño de avance.

   La mujer usaba voz baja, pero no terminaba de entender.

   —Y no es que te lo quiera robar, no te ofendas, pero tu hombre, no me gusta para mí, aunque entre ustedes dos intuyo una pareja de excepción.

   Esta chica no es normal, pero parece sensible, lo del ojo se dio al nacer, según ella cuenta, si lo que quiere es un hombre, guiñarle un ojo no es bueno para empezar.

   Entiendo lo que dice.

   —Soy horrible, pero es que no me miraste bien.

   Estaba equivocada, la chica era de cara tranquila y de ojos orientales, que parecían querer ver hasta el fondo de todas las cosas, un gato, un perro, un cartel, si reparaba en ellos, algo los iluminaba. Tenía el pelo trenzado, le llegaba hasta la cintura y la rodeaba una especie de aura invisible, cuando la oscuridad de algún túnel.

   Ahora llega mi Estación, fue un gusto conocer una persona que por fin le puedo explicar. La chica llamó a una Señora, que parecía dormitar.

   —Vamos!, vamos!, María, tenemos que abrir la silla antes de llegar.

   La Señora se puso de pie y a su derecha encontró la silla de ruedas y la abrió, allí se sentó la chica. La Señora la llevaba, antes de salir, junto con la trenza se dio vuelta y les guiñó un ojito a la pareja, que apenas pudo cerrar la boca.

lunes, 27 de mayo de 2024

CHÉ MÍRENLOS

   Había olor a goma quemada, a basura indiscriminada, tal cual ellos que no discriminan. No es falta de educación, es mala leche. Los flanes navegaban por el Riachuelo y el Presi, con poco uso, pidió que lo filmaran para nosotros.

   —¿Me creés o no me creés?

   —Mirá si no te voy a creer, me mataron dos nietos por abalanzarse sobre un pan, que ya tenían en vista unos amiguitos de ellos, hijos de cana.

   —Maruca, ¿vos le rezás a Dios?

   Parecía insidiosa la pregunta.

   —Intenté, pero se ve que no le gusto, no me atendió.

   Se miró los pies, de tanto andar por el barro, se habían transformado en zapatos.

   —Decime si no podrían hacer unos metros de relleno para subir a tierra firme. Vivimos con bronquitis. Llegan trabajadores, pero los descompone el olor.

   —No le digás a nadie, pero soy la amante oficial de un tipo influyente. Me prometió correr el agua y una casita de chapa, nueva.

   —Pero, Rosa, me va a mandar el agua para acá. Sí, vos bien, hasta cama caliente si el tipo se te queda. ¿Y nosotro?

   —Maruca, a vos te ponen más arriba, hay un caño enorme de desagote, se puede vivir adentro. Al fondo está cubierto de basuras viejas, que abandonaron su olor a mugre, es calentito, vamo a verlo si querés.

   —Sí, pero estamo siempre igual, a ver si nos peleamo encima. ¿Vos creés en otra vida?

   Rosa miró al cielo:

   —No, no quiero, a ver si es como ésta, yo me muero. 

domingo, 26 de mayo de 2024

BINGO

    Cuando la conocí estaba con el chico que trabaja en el Bingo. ¿Eran novios? Una pareja así, mirando juntos la obra de teatro venida de Buenos Aires, floja. Vienen al pueblo a ensayar. A la salida. Los cuatro culos de la gorda eran felinescos. Miré, compasiva por el chico, que parecía orgulloso. La convicción de alguien que le mintió, confundía una mesa de cuatro globos con una esteatopigia admirable. Cantaba la gorda, los conocidos opinaban que su voz era maravillosa. Los pueblos exageran y gozan lo mendaz.

   Escuché una noche de boliche a la gorda cuatro culos cantando blues muy conocidos. Su voz tenía potencia, temperatura y gracia. Le faltaba locura a la gorda y el alfabeto de la música. Carecía de oído absoluto, pero como el chico, amigo engañaba bien.

   Era perversa como su propia historia, bien sabida por algunos. El chico se convirtió en el títere preferido de los cuatro culos. Él tenía cultura librezca y había sido niño prodigio. La gorda le copió todo lo que pudo y lo que no le cupo lo guardó en el freezer. Recorrían calles sueltos o tomados de la mano. Frecuentaban lugares de la noche, de los espectáculos de la luna y las estrellas. La gorda llegó a ser un paisaje cotidiano de la casa del chico del Bingo.

   Ella se movía con la seguridad de una flaca, alta, rubia y de ojos celestes. La gente del pueblo, ingenua, le creía todo a la gorda cuatro culos. Llegó a obtener contratos para recitales de sí misma. Invitó a su amigo a participar en esos eventos. Él intervino dando ideas, letras de poemas entrañables y canciones desconocidas por ella. El chico amaba recitar. La gorda sabía y abrió su mezquino proceder intercalando algún recitado breve que su amigo desplegó con la gracia de los elegidos.

   Cuando ella advirtió que continuar esa dupla rompía su unicidad, comenzó a denostarlo en privado y en público. No cesó hasta disolver la autoestima del chico. Quedó deprimido y ausente de la vida. Como todo sensible, recibió ayuda de un amigo incondicional. Gracias a él perdió ese recuerdo gordo y flagrante. Le fueron presentados nuevos amigos y amigas pródigas que lo quisieron, respetaron y escucharon sus poesías con el deleite de lo genuino. Luego de ingestas y libaciones, había alguien que lo abrazaba para siempre.    

sábado, 25 de mayo de 2024

MILEIDY

    Belaustegui escribía finito cuando entregaba los expedientes, nadie entendía nada. “No usaba compu ni celular pero como era el jefe, se le cumplía el sueño de escribir a mano.

   Hubo cuatro generaciones de Belaustegui. El primero fundó el “Ministerio de no conseguir trabajo”. Escribía con pluma y los hacía inventando cosas sin sentido. Entre los compañeros Milei era una mala persona. Estaba loco, re loco. Confeccionaba leyes explicando que la plata de todos los Bancos le pertenecían y que si buscaban trabajo, no había. Un ser tan despreciable se ganó el odio del personal del “Ministerio de no conseguir trabajo”. Milei dijo que por decreto de necesidad y emergencia. Cerraban las escuelas, también las universidades y el jardín de infantes.

   Llegó tan alto que empezaron a seguirlo, les habían pagado para matarlo. La gente participó indignada por los precios más altos que los sueldos. En la orfandad que dejaban a todo el mundo. Comenzaron a lamentar lo de Mileidy.

   Primero manifestaciones, luego trompadas que viraron en balas. Con todos los gobiernos ocurrió lo mismo y empezaron los salames a mentir.

   —¡Yo no lo voté!

   —Yo tampoco.

   Y uno termina pensando que se votó a sí mismo, o que alguien corrupto compró miles de votos.

   —¿Y qué le vamos a hacer?

   —Nada.

   ………………………………………………………………………….

   Queridos lectores: este cuento no me gustó, porque encima es cierto…

viernes, 24 de mayo de 2024

DOS

    Cuando terminó la pasión, terminaron las peleas. Ya no hubo gritos de mañana, aparecieron los silencios, sonidos guturales. La excusa del ronquido separó sus dormitorios, las comidas en horarios diferentes. Paula se soltó de la limpieza, las telas tejieron los rincones y los pisos se opacaron igual que su memoria y que su risa. El jardín crecía sin permiso y cubrió todos los vidrios. José dejó de hacer de jardinero y no cuidó aquellas margaritas que bordaban los pies de las ventanas.

   Se cruzaban a veces y se ignoraban, ella salía por la puerta de la calle y él por la de atrás, como si nada. Se jubiló José, primero. La ceremonia de ir hasta allá y retornar con los oídos llenos de voces ajenas, en cuerpos nuevos, terminaba. A Paula le quedaban unos meses, que vivió con desgano, no como antes llena de risas.

   Él olvidó aquella amante adolescente, que Paula nunca supo, que fue su amante. Paula le creía el sol que había, aunque fuera nublado, José la convencía. Ella también tuvo un amante, el mismo que le dijo que su cuerpo no podía tener hijos, por razones que Paula escuchó ausente. Aquel médico no pudo resistirse a los llamados semanales de aquella mujer triste, que cuando era amada por él resucitaba. Ella tampoco dijo a José de su aventura y menos después que él le perdonó que no pudiera.

   Las cosas se enredaron y estuvo de más explicar nada.

   Sonó el teléfono, después de muchos años. Los dos corrieron asombrados y las dos manos descolgaron para atender al salvador que les hablaba, era de un call-center para ofertar indecencias, con voz grabada. Y esa tontería los hizo reír, a los dos juntos. Paula y José y el tubo al medio. Acercaron sus caras arrugadas y se dieron besitos de tortuga. El tubo, en el piso, seguía hablando. Pero ninguno de los dos se daba cuenta.

   Salieron al jardín por la ventana, se sentaron en la rama de la higuera y aunque llovía, decía Paula y José se lo negaba, comían las brevas, las primeras. Fue una intersección, que atravesó dos paralelas. Y José confesó que él era estéril y Paula no escuchó porque no quiso.

jueves, 23 de mayo de 2024

REDONDO

    Me regalaron un anillo con un diamante azul. Fue el jardinero el que me lo obsequió. Él se lo robó a mi madre, ella se lo robó a mi abuela. Me pareció que por vez primera tengo un anillo con un diamante azul. Vive en mi anular derecho. Hubo una fiesta donde conocí un pendejo, a él le gusté, pero cuando observó mi anillo lamentó el compromiso con un alguien desconocido.

   —Te quise decir que el diamante azul lo vendí. Llamó una señora para comprar el anillo. Pagó en euros una cifra millonaria. Nos hicimos amigas. La señora me contó que ella conocía el pasado de la piedra. Me pareció injusto que no me dieran una parte. Cuando se fue la señora me entregó un sobre gordo.

   Salí del ascensor y me encontré con el hombre de mi vida. A él le sucedió lo mismo, no podía abandonar sus ojos de los míos. Hace cinco años que vivimos juntos. Para nuestro aniversario me regaló un anillo con un diamante azul.

    —¿Pero cómo pudiste?, es igual al mío.

    —Te lo digo en dos palabras, lo robé, a quien llamás todos los días y se pasan la gran vida, viajamos a todas las capitales del mundo y tenemos una casa en Isla Mauricio.¿Querés que te diga? Devolveme el anillo y vos no querés, si te ponés jabón, sale. Me engordaron los dedos, no me lo pudieron sacar.

   Me cortaron el dedo y el anillo salió. La sangre brotaba de mi anillo. Nuca lo pude vender.

miércoles, 22 de mayo de 2024

CAOS

    Una mosca de adorno, para tapar alguna cicatriz. Parece tan real, tan asquerosamente real que me convenció. El tipo engominado tenía una mosca, cuyas patitas pugnaban por despegar, pero la gomina se lo impedía.

   Pasaban las estaciones y él no bajaba, tenía el perfil tranquilo y hasta feliz, parecía. Poco frecuente, parecer así. La mosca no, la mosca exhausta de tratar, estaba de costado.

   Tenía que bajar, pero como el tipo y la mosca no salían, me quedé. No quise dejarla sola en esa ciénaga.

   Podría rescatarla y llevarla a un bar, aquí cerca, en los baños encontraría sus congéneres.

   En las últimas estaciones, pude apreciar que agonizaba. Tomé al tipo de las solapas, con una sola mano y con la otra, rescaté la mosca. El tipo estaba armado e hizo uso, pensando un robo. Estoy en el piso, pierdo sangre y la mosca no puede despegar de la sangre. Veo la rueda de la ambulancia, el enfermero que trae una camilla en el hueco de su mano. Deposita la mosca y se la llevan al hospital. Ya no tengo fuerzas, encima la gente me pisa, me patea, me empuja. Ahí viene el señor que barre, me junta, por fin descanso en el fondo del latón.

martes, 21 de mayo de 2024

EL GRANDE Y EL CHICO

   A él y su hermanito les encantaba subir al tren cuando estaba en movimiento. El hermanito iba volando hasta que el otro se soltó de su mano. El tren le pasó por encima. Quedó dividido en tres partes. La cabeza también. El hermanito no tomó más el tren y a las vías le tomó fobia.

   —Mami, yo sé que soy un niño lindo y bueno. Te voy a contar. La víctima está en el hospital. ¿por qué no lo vas a visitar?

   —Me acaban de decir que tu hermano se murió…

   —¿Cómo que se murió, no le pudieron unir sus partes? Qué gente inútil, por favor.

   Los padres le ayudaron a curtir el duelo. Lo llevaban a tomar helado, al parque de diversiones a una pileta de agua caliente.

   —Yo sabía que él era feo y malo, me soltó la mano y de bronca lo empujé debajo del tren.

   —¿Por qué hiciste eso?

   —Me pareció justo y necesario, no te olvides que me tiraba del pelo, me hacía la cama turca y cuando me bañaba cerraba la canilla de agua caliente y salía fría. Me encerraba con llave, todas las cosas que me hacían sufrir mucho. Yo no lo maté, él se cayó solo. ¿Dios me perdonará?

   La mamá le contestó:

   —No te preocupes, Dios no existe. Con tus amigos deberías enojarte. Te dejaron solito y te cagaron a trompadas. Mal rayo los parta. 

lunes, 20 de mayo de 2024

LA RUTA

    Tomé por un camino ingrato, los autos me pasaban finito, los camiones de vacas cagaron el vidrio y a mí que llevaba la ventanilla abierta. Paramos cerca de un arroyo.

   —¡Al agua todos!

   Para quitarnos las cagadas. Salieron pronto, se les fue el olor de inmediato. Yo fui la única que lamentaba haberse vestido con su mejor ropa. Eso era una tontería al lado de lo que pasó después. Siguieron por la ruta con un auto que me seguía. Si aumentaba la velocidad, el otro auto hacía lo mismo. Hacíamos ochos todo el tiempo hasta que el tipo se empantanó y pude ver cómo se hundía en la ciénaga y lo último que vi fue el techo. Me alegró, un enemigo menos. Mis hijos me decían que era muy buena volante. Por el elogio les regalé un alfajor a cada uno. Siguieron las pálidas.

   —Mamá, el auto que se hundió lo conocí por el techo, era tu ex marido.

   No lo quise nunca, me casé por emergencia, no tenía un mango.

   Me detuvieron unos gendarmes, exigieron que bajáramos todos, revisaron municiosamente.

   Encontraron cuatro paquetes de cocaína, les dije que probaran, no quisieron. Eran cuatro paquetes de azúcar impalpable. El muy boludo hizo pelota la bolsita y se puso a aspirar con cara de placer.

   —¡Qué buen material y encima dulce. Seguro que se los vendieron los canas, los que más saben de estas cosas.

   No podía tener tanta mala suerte, cuando entré a la ruta puse el auto en marcha y mi conclusión fue que la ruta es una mierda.

domingo, 19 de mayo de 2024

DE LA CITY AL CAMPO

    En un lugar donde no había nadie, el micro la dejó en medio de la nada.

   —Mire, yo conozco todo. Lo mejor que puede hacer es detener su paso, hay cuatro posibilidades, este oeste, norte y sur. Camine primero para el oeste, si no encuentra nada tiene este, norte y sur. Acá los lugares se encuentran así. Busque cualquiera “el camino la lleva a Roma”.

   Ella pensó que el tipo estaba loco, mejor dejarlo ahí. Luego advirtió que estaba sola en medio del campo, de noche. Entre bosques descubrió un árbol donde dormía un hombre solo. Él salió. Era un indio vestido de indio.

   —Venga a tomar unos mates conmigo, de paso le cuento, Tandil era nuestro. Pero poco a poco los nuevos habitantes blancos, los mataron a todos. Menos uno, que era yo. Hace años que estoy solo parado aquí. Es una piedra donde se ve todo, le llaman: “el centinela”. Conocí una mujer, por casualidad era india.

   Me pareció raro que haya sobrevivientes de casi un siglo o más atrás. Yo creo que me mintieron, es mejor que me vaya, antes que a estos se les ocurra matarme. Cuando empecé a caminar de espaldas me tiraron en la nuca.

   ¿Por qué habrá sido? Si nunca les hice nada. Esa noche los indios comieron carne de persona, era yo, lo que más les gustó fueron los intestinos gruesos y delgados.

   Se ve que tenían el hambre atrasado.  

sábado, 18 de mayo de 2024

EL VIAJE

    Estaban contentos y se reían de nada y de todo. El auto se detuvo y hubo que empujar. El hijo del medio con su fuerza de titán hizo tanto que llegaron a una estación de servicio. Casi se incrustan en un vidrio. Padre, madre e hijos tenían irrefrenables ganas de hacer pis.

   Salieron todos juntos, alguno no aguantó e hizo contra un árbol. La mujer tuvo que hacer cola para entrar al baño. Pensó que en este país se hace cola bajo cualquier circunstancia. Por fin le tocó un lugar, tan sucio y lleno de moscas, pero no daba más. Mientras ella deponía cuando terminó, todas las moscas se juntaron en su culo para limpiarlo con hambre.

   Arreglaron el auto. Cuando subieron las moscas estaban ahí. Viajaron con olor a mierda hasta no dar más. Toda la familia bajó del auto, las moscas los siguieron. Corrieron como locos, ellos y las moscas, hasta llegar a otra estación de servicio.

   Esta estaba limpia y el baño reluciente, depusieron tranquilos, ignoraban que había cámaras que filmaban desde adentro de los inodoros. Una o varias manos que se encargaban de limpiarle el culo. Eso era vida, no tocar nada sospechoso, pero en ese lugar también había moscas, eran rubias de ojos celestes. El hijo del medio se llevó cuatro de recuerdo.    

viernes, 17 de mayo de 2024

AMURADA

    Hay quienes conviven con la alegría y otros con la tristeza. Inés era adicta a la alegría, los brotes amorosos que le crecieron con Ramón eran bellos, hasta que se transformaron en enredaderas. Quedó sin aire y pidió a Ramón que se fuera. Él, con la humildad del que perdona, se alejó encorvado dejando brotes secos que Inés miró con tristeza.

   Sucedió igual con Martín, Tomás, Augusto, Pepe y Rolando. Todos fueron sus amados, hasta que mutaban enredaderas que volvían a dejarla sin aire. Caminaba plazas y calles con el corazón latiendo, como los jóvenes que buscan alguien. Apareció de frente, casi en un tropiezo sin disculpa. Se reconocieron de inmediato, aunque jamás se habían visto. Muy a su pesar, Inés se brotó con Juan ni bien se sentaron en el banco. Él se dio cuenta y pidió permiso para quitarle los cotiledones que tenía en los brazos y en las mejillas. Inés ayudó por temor a la futura enredadera. Juan hizo un ramo de flores robadas, como son los verdaderos regalos de flores y preparó milanesas, bien escurridas, que Inés devoró con pasión sibarita. Nunca concertaban los encuentros, se producían a diario y ninguno de los dos se atrevía a poner en palabras aquellos milagros.

   Inés, plena de alegría, dejó de reparar en los detalles del mundo. Se miraba el cuerpo, sin asomo de brotes y besaba a Juan como a un dios nuevo. Y así fue como él se brotó todo, hasta quedar cubierto de enredadera. No entendía Juan, hasta que le faltó el aire.

   Cuando la vio llegar casi se ahoga, pero como la quería más que a nada sobre la tierra, le dio un beso tan largo y tan profundo que se juntaron personas de todas las edades a mirar aquella expresión de amor que había dejado de existir hacía bastante. Cuando Inés llegó al éxtasis más alto al que pueda acceder un ser humano, Juan cayó en la vereda y flores multicolores nacieron de aquel montón de enredadera.

   Murió Juan, murió de Inés. Ella perdió la razón, vive pegada a las paredes que encuentra, todos olvidaron su nombre, ahora la llaman enamorada del muro.

jueves, 16 de mayo de 2024

EL HUMO NECESARIO

    Ema no quería volver a la soledad, pero ellas en realidad, le ofrecían más soledad. Optó por no visitarlas ni recibirlas. Encontró salir sola de noche. Comía mirando sin ver y se metía en un bar a escuchar jazz de los sesenta, quería dejar, pero eran su compañía.

   Prender uno, tener el humo en la garganta y sacarlo a los rajes o lento, como uno quiera. Es el pucho de uno, Ema no imaginaba alguien tan cercano. Hay tantas cosas del corazón que sólo él expresa. Proyecta y le sale mejor con él. Y es así, el tabaco es una droga. Tanto que a veces no sabés ni para qué estás prendiendo este y con la otra mano apretás el paquete, para ver cuántos te quedan. Había momentos en que Ema tenía un pucho prendido en cada tablero, era su respiración el humo. Si se terminaban y el lugar para comprar era lejos, se quedaba sin aire y hasta que no aparecía un pucho sus pulmones dejaban su función.

   Ema vivió ochenta y seis años y sus últimas palabras fueron:

   —Ché, alcanzame un pucho prendido, rápido.

   Le dio una pitada terminal. Así era Ema, leal a quien nunca la traicionó.

miércoles, 15 de mayo de 2024

ATRÁS! ATRÁS! ATRÁS!

    —Adelante los que están primeros, los últimos se van —se escuchó un lamento en procesión.

   —Pero si estamos desde las seis de la mañana, ¿cómo no nos van a pagar?, ¿qué somos nosotros?, ¿nadie?

   El empleado, con equipo de tenis, contestó:

   —La felicito, ha dado en la tecla, son nadie. No tienen ni voz ni voto, como corresponde a un nadie. Hubo una mesa de negociación, donde se aceptó la moción por unanimidad de suspender todos los pagos.

   Tomó la palabra otro empleado, con equipo de tenis, mientras tanto, los empleados usaban como red los separadores de policarbonato:    

   —Nos vimos obligados a tomar esta determinación. Si les pagamos a Uds. el Banco Nacional quedaría vacío. Los sin techo tomarían el banco como vivienda y nosotros mudaríamos sucursales a Seychelles, Cancún, Chipre, Irán y Bielorrusia.

   Varios clientes comenzaron a golpear los muros de seguridad, de policarbonato triple. Se sumaron clientes con bastonazos y clientes paralíticos que golpeaban las bases. Las filas se convirtieron en pilas. Gendarmes, Fuerza Aérea y Policía también formaron parte de la indignación colectiva.

   Quedaron destruidas las cajas comunes, las de seguridad, subsidios y jubilados. El gerente no dio la cara porque un cliente la incrustó en la pared. Pasado el hervidero, cantaron la Marcha de San Lorenzo y se fueron dispersando solos como los nadie, cabizbundos y meditabajos.

   Fue triste que los nadie, no advirtieran que eran mucho más que dos.

martes, 7 de mayo de 2024

LO PRIMERO ES LA FAMILIA

    Me corrió con la cuchilla de la cocina. Por llegar tres horas después de lo convenido. La vecina de enfrente me recibió en su casa, mientras yo gritaba:

   —Cierren todo ¡Me quiere matar! Las ventanas también, puede llegar a romper vidrios.

   La vecina me hizo recostar y antes tomar un vaso de agua.

   Cuando mi padre me fue a buscar le dio las gracias y explicó que mi madre era tan sensible, que si me retrasaba le daban nervios criminales. Por eso él, encargado de afilar las cuchillas, trataba que no fueran demasiado filosas.

   Dejaron de producirse escándalos por la vergüenza que le hice pasar con la vecina de enfrente. El maltrato constante me expulsó del hogar. Cuando me casé, ella no asistió. Tuve tres hijos rubios de ojos claros, buenos y de una madurez asombrosa.

   Apareció a conocer los niños:

   —¡Ay qué criaturas hermosas! De vos no tienen nada ¿No se habrán equivocado? Mirate lo negra que sos, los rasgos toscos, en cambio los chicos son regios.

   Preparé la comida y ella puso la mesa, mientras cantaba temas infantiles.

   Tenía un espejo detrás, parecía una persona normal, inofensiva, cuyo único pecado fue querer matarme.

   Distribuyó los cubiertos cuando los chicos ocupaban sus lugares. La observaba por el espejo, le extendió al más chico un cuchillo de punta y dijo:

   —Agarrá el cuchillo de una vez, chico tonto, ¿qué te pensás, que te voy a esperar toda la vida?

   Se me cruzaron recuerdos negros, ingratos e imperdonables.

   Ella estaba de espaldas y yo con la cuchilla en mis manos.

   Era ideal.

lunes, 6 de mayo de 2024

ELECCIONES

    —¿Por qué tenés esa cara de culo?

   Vera tenía náuseas.

   —En el medio de los cachetes tengo un agujero y nada de boca, nariz ni espanto. Mi cara es un culo, yo así la siento y vos así la ves.

   Se hace el boludo, tiene cara de boludo.

   —Preguntás como si no supieras, te dije que estaba y vos te reías como si fuera broma. Me pareció que sobraba explicar nada, por eso te pedí la plata, lo pasan como práctica médica.

   Yo no sé qué tiene en la cabeza, apenas le doy de comer a mis hijos y doy gracias que puedo pagar el alquiler, me ayuda la Negra, una mina fuerte y leal. Se hizo cargo de cada chico que teníamos. Jamás reclamó nada. Y esta tilinga viene a pedir guita. ¿Por qué no le pide a su amiga, que tiene? Ella me contó que el Padre la violaba y su vieja se hacía la sota. Cuando quedó embarazada, el Viejo se mandó a mudar, dejó a su Madre, fue la que pagó el aborto. Se juntó con un tipo y echó a Vera a la calle. Tenía miedo que esta vez su hija le cogiera al novio.

   —No te hagas problema si conseguís la plata a mí me solucionás la vida, yo después, una semana, ponele, te devuelvo todo.

   Le voy a pedir a la Tía Clara, ya me dio el mes pasado para mi familia. Le invento algo, me va a creer, es mi Madrina.

   —Yo te acompaño, Vera, quiero ver cómo es el lugar, la gente, que te cuiden.

   Sigue con esa cara, ¿no pensará…?, no, eso seguro que no.

                            

   Siempre me manejé sola, mal pero sola, que no me haga el Papi bueno, igual lo quiero, esta vuelta no, porque está complicado, pero cuando tengamos una casita nuestra, así nomás, quiero un hijo suyo.

   Nunca supo que soy casado, tengo hijos y vivo bien. Ella fue cosa de unos meses. Pobre Vera, con todo lo que le hicieron. Va a tener que entender que no soy Dios, gracias a Dios.  

domingo, 5 de mayo de 2024

AH...MI QUERIDO FREUD

    Era gordo, gordísimo. Lo primero que me preguntó fue mi nombre.

   —No quiero.

   Él miró con sorpresa.

    —¿Y qué significa no quiero?

    —Eso mismo, no quiero.

    —Vos que sos tan joven debés tener amigos. Ir a bailar, tomarte una copa de vino, de vez en cuando no siempre. Te podés fumar un porro antes de la consulta.

   —Pero usted no entiende, no quiero ninguna de esas cosas. ¿Para qué me pregunta? Si ya le dije que no quiero.

   —No vengas más, estás perdiendo tiempo y dinero.

   —Estoy de acuerdo, hoy es mi última sesión.

   —¿Porqué? Podés consultar con un colega a ver si él puede acceder a tu yo.

   —No, para nada. No quiero como dice usted, yo estoy conmigo y me odio por eso, no quiero.

   Le ocurrieron tantas cosas terribles que asistió al psi que me recomendó el gordo. Cuando abrió la puerta resultó ser un tipo alto flaco, con ojos negros y anteojos. Me dieron ganas de decirle que se sacara los anteojos, así su mirada se amplía. No necesito saber mi nombre ni yo de él. Su habla era sencilla y breve. Esta vez no fueron sesiones cara a cara. No como el gordo. Ahora hacía diván. Como no puedo ver su rostro, me visto sensual, con tajos escotados. Vestidos que guardan tetas verdaderas. Solía sentarme con una pierna sobre el diván y la otra en el piso. Como su tajo bien abierto, abría las piernas y las cerraba.

   El psi le pidió un favor:

    —Si dejás tus piernas abiertas corrés el riesgo que me caiga sobre tu cuerpo, no sería ortodoxo de mi parte.

    —No quiero, pero estuve pensando que hagamos como si quisiera. La alfombra es buen lugar para revolcarnos. No tengo necesidades de vestirme, con tantos tajos está bien, no uso bombachas y usted desprende los botones de sus partes sería suficiente y efectivamente se puso al día conmigo.

   Quedé semimuerta de su potencia. Le arranqué su pullover y luego seguí hasta sus medias.

   —Bueno, nos vemos el lunes que viene.

   —Cómo ¿mañana no podrá ser?

   —No, el lunes viene otra paciente demandante.

   —¿Y hace lo mismo con ella?

   —Menos que vos, porque es tan fea que me entrega su culo perfecto. Pero le voy a decir que no venga más, con vos es más que suficiente.

sábado, 4 de mayo de 2024

NO ME QUISO, YO TAMPOCO

    Faltan pocos días, no los cuento, no quiero saber nada con la fecha. No estoy conforme ni asustada, como cuando fui chica. Ese sitio tenía brazos que corrían para socorrer, los infinitos tiempos sin angustia, con insectos confiables y un osito para dormir. Mañana un día feliz, por sufrir mucho en ese Hospital siniestro.

   La casa, me quedó grande pero limpia. María la laucha, a diario se ocupaba con miedo, como si yo fuera mi Madre. Hace tanto tiempo, que no recuerdo a Mamá. Sé que las fotos mienten, cara de buena, linda, pura mentira, a mí me odió siempre. Busqué otras fotos, en ninguna estamos juntas. Esas cajas tienen tierra y los tiempos se mezclan, se confunden.

   —Srta, ¿le preparo algo para su Cumple…?

   La corté en seco:

   —Sabés que odio ese día, ojalá no existieran los almanaques, ni esos que te dicen: “¡Feliz Cumpleaños!”

   ¿Cómo puede ser feliz, un año más que se acerca a un año menos? Yo estoy vieja como recuerdo a mi Bisabuela Chicha, tenía cara de loca, como cuando me miro la cara en un espejo que agranda, papel crepe la piel, el cuello, lo demás parece seco como una rama sin savia. Acá viene María la laucha:

   —Srta, aunque Ud no quiera, igual es, puedo pasar el día en esta casa, por si le agarra un ataquecito, no es cierto cuando Ud me dice que no soy nadie, si le limpio hasta el culo. Alguien soy y el lápiz en la boca lo pongo a lo largo, para que no se trague la lengua.

   Cuando me dice humedades, la escucho con asco, retumban nuestras voces en toda la casa, tiemblan los caireles de la sala principal. Antes refulgían, ahora son opacos, como los ojos de María la laucha. Limpió esta casa matamujeres, por tres generaciones o más, yo qué sé. Ella sabe que es sirvienta. Yo no sé quién soy, ni para qué vivo tanto. Se murieron todos, fui la emisaria, estaban como yo, enfermos, paralíticos, sordos, tuberculosos, les ahorré la molestia de pensar en la Parca, que nadie entiende, pero da miedo. Fue con una metralleta, miraron agradecidos, ni sangre les brotaba.

   A María la laucha la mandé a comprar cuatro botellas de champagne, dos salames y queso de rallar. Tendió el mantel de bordado Richelieu, en la sala principal, acomodó las botellas y cortó el fiambre. Puso dos sillas, una para ella, otra para mí.

   —María la laucha, ubicate, vos tomá y comé, pero no en esta mesa. Tu lugar es la cocina.

   No dijo nada, así debe ser. Tomé dos botellas y media, comí un salame y queso de rallar. Saqué de mi bolsillo, flores de cannabis y armé cinco porros. Dormí sobre el mantel, justo antes que la araña de caireles opacos, me partiera la cabeza.

jueves, 2 de mayo de 2024

TRAICIÓN

    Hay dos posibilidades o hacer psico análisis o contar con tu mejor amiga.

   ─¿Sabés que mi marido me dejó?

   La otra le contestó:

   ─Tal vez se arrepienta, o un no para siempre. Eso te daría mucho tiempo y podrás escribir toda la noche, como te gusta a vos o mirar películas, las que quieras. No cocinar, ni hacer los mandados y un montón de ni más, como a todas sabemos. Permitime que te diga que tu marido es muy bizarro, mastica con la boca abierta, tiene olor a chivo y no se baña casi nunca. Usa un perfume francés que le tapa toda su queresa. No podés negar su inteligencia, cómo se da cuenta de todo, hay que cuidarse. Ah…una última cosa, tiene palomitas en todos los calzoncillos. Un día fui a tu casa, él apareció con un whisky, que fueron seis. Después me arrancó la ropa y me violó.

   ─¡Ah…! Con razón le conocías todas sus intimidades. No te violó. ¡Vos lo violaste a él!

   ─¿Vos sabés? Tenés razón. Ahora que vivimos juntos me di cuenta que es el mejor amante que tuve. Hace una polvareda cuando estamos en eso. ¿vos qué pensás?

   ─Que sos una hija de puta ¿qué querés que piense…? 

ESCRONCHO

    Se justifica, era una fiesta de disfraces, cuando la nombraron pasó primera, una chica de barrio en el palacio de las banderolas, la madre caminaba más atrás, su disfraz fue un paquete de harina, rebozada, para que no se notara que era negra.

   Pina De La Guardia, intrigada, preguntó:

   —¿Y el novio?

   —De ansiosa, lo dejó en la carroza, seguro.

   Venus Ortiballet contestó como chusma asombrada:

   —Para nada, el novio es el Príncipe, la esperaba en la escalera de Palacio, todos nos sorprendimos, la novia, Hilda Pérez, lucía un vestido rojo fulminante, llevando en la mano antifaz amarillo, el Príncipe rodó por la escalera de emoción, la futura suegra lo ayudó a incorporarse y lo llenó de manchas blancas, parecía un dálmata de colores invertidos.

   Pina, que miró toda la escena, se hizo la fina:

   —¿Y la plebe?

   —Tanto los aristócratas como la Reina Madre, aplaudieron tan fuerte como la hipocresía. Los plebeyos escupieron, viste cómo son.

   No cumplieron con ningún protocolo, la primera fue la Reina Madre,  ocultó que el Príncipe era medio hermano de Hilda Pérez, ella, la Reina no se angustió, fue un medio incesto y en los reinados, no existía el pecado. Los novios brindaron con vino de la costa, se metieron en un pelotero a jugar con entusiasmo. Empataron y siguieron, al gallito ciego, en el jardín. Se metieron en una pieza grande, el Príncipe resultó tener atributos pequeños, sin erección. Hilda Pérez lo amasó y le colocó un tutor, pero él sintió más dolor que entusiasmo. Ella fue rauda a un encuentro con la Reina:

   —Mire, Señora Reina, su hijo en lugar de sexo, tiene un escroncho, que ni entra ni sale, ni sube ni baja, de mi persona, no le saldrá un nieto, tampoco aceptaré una intimidación en vidrio, busque una mujer de su aristogática, con tal de tener un nieto suyo, le será infiel a su hijo. El Jardinero chino, que le cuida sus bon sai, sólo tendrá que esperar, como lo ha hecho con todas las damas de la corte. ¿Usted nunca entendió que los descendientes de esas mujeres, son amarillentos de ojos oblicuos? Ése sí que es un chino pródigo y cualquiera le viene bien, pruébelo, verá que es riquísimo. Es lo que dicen las nobles damas, enterada estoy, por trabajar en sus castillos, limpiando pisos. Soy virgen, lo intenté con su hijo, luego de ese fracaso, si el respeto pasa por amar a un hombre, antes lo pensaré bien pensado, como piensan los que piensan.

miércoles, 1 de mayo de 2024

AL FIN ANDAR

   Los espiaba del balconcito de arriba, jugaban en la vereda a tirarse naranjas. La Calle 47 brindaba árboles cuyos frutos resultaban amargos para ingerir, pero las guerras daban risa cuando eran blandas y más de uno se borraba afligido, porque lo alcanzaron con una verde, que parecía piedra.

   Le tiraron varias veces al balconcito.

   —No seas cagón, vení con nosotros, sino…va ésta ─y otro decía “y ésta”.

   Él era rengo y no quería que se burlaran en la Escuela y luego en la calle. Rompieron dos vidrios, pero la Madre estaba en la Escuela y el Padre con alguna novia. A veces se las presentaba, y a él le daba vergüenza ajena. Se acostaban en el dormitorio matrimonial y ponían música para que el chico no escuchara.

   Una tarde de “Papi te engaña”. Sin pensar bajó a la vereda y se sumó a los juegos de naranjas pesadas, estables, naranjas piedras. Muchos días él se acercó y ellos lo aceptaron en el Club.

   —Los chicos crecen, dejan de creer en algunas cosas y empiezan a creer en otras.

   Se asombraron, sentados en el cordón de las motos.

   —¡Miralo al Rengo! Era un tipo profundo, no un idiota como decían Uds.

   Un indignado le agarró el cuello de la chomba y se lo subió hasta la cabeza.

   —Sucio, bocón, vos un día dijiste que era tonto y entre todos inventamos el apodo “Rengo tonto”. Pero vos no vas a ser tan tonto de enojarte, “Rengo”.

   El chico del balconcito contestó:

   —Me siento tonto por pertenecer al grupo, eso no me ofende y lo de Rengo no tiene remedio. A cambio de las ignominias, les pido un favor. ¿Ven los ventanales bajo mi balconcito? Mi viejo trae minas cuando Mami trabaja. Ahora, por ejemplo. ¿No podemos agarrar las verdes y les rompemos los vidrios del ventanal?

   Todos se mostraron lujuriosos por la historia, el más jugado prefirió un adoquín. Le dio en la cabeza al viejo del Rengo. No midió las consecuencias, le dieron diez puntadas en la frente. El Rengo, tenía cara de resarcimiento. La Madre consiguió un novio que tocaba el bajo todo el día y cuando se cansaba, salía a la calle a jugar a la naranja futbolera. Al viejo del Rengo, le quedó una abolladura en el mate, que lo dejó idiota, en la casa vieja de la Abuela.