Estaban contentos y se reían de nada y de todo. El auto se detuvo y hubo que empujar. El hijo del medio con su fuerza de titán hizo tanto que llegaron a una estación de servicio. Casi se incrustan en un vidrio. Padre, madre e hijos tenían irrefrenables ganas de hacer pis.
Salieron todos juntos, alguno no aguantó e
hizo contra un árbol. La mujer tuvo que hacer cola para entrar al baño. Pensó
que en este país se hace cola bajo cualquier circunstancia. Por fin le tocó un
lugar, tan sucio y lleno de moscas, pero no daba más. Mientras ella deponía
cuando terminó, todas las moscas se juntaron en su culo para limpiarlo con
hambre.
Arreglaron el auto. Cuando subieron las
moscas estaban ahí. Viajaron con olor a mierda hasta no dar más. Toda la
familia bajó del auto, las moscas los siguieron. Corrieron como locos, ellos y
las moscas, hasta llegar a otra estación de servicio.
Esta estaba limpia y el baño reluciente,
depusieron tranquilos, ignoraban que había cámaras que filmaban desde adentro
de los inodoros. Una o varias manos que se encargaban de limpiarle el culo. Eso
era vida, no tocar nada sospechoso, pero en ese lugar también había moscas,
eran rubias de ojos celestes. El hijo del medio se llevó cuatro de recuerdo.
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