Belaustegui escribía finito cuando entregaba los expedientes, nadie entendía nada. “No usaba compu ni celular pero como era el jefe, se le cumplía el sueño de escribir a mano.
Hubo cuatro generaciones de Belaustegui. El
primero fundó el “Ministerio de no conseguir trabajo”. Escribía con pluma y los
hacía inventando cosas sin sentido. Entre los compañeros Milei era una mala
persona. Estaba loco, re loco. Confeccionaba leyes explicando que la plata de
todos los Bancos le pertenecían y que si buscaban trabajo, no había. Un ser tan
despreciable se ganó el odio del personal del “Ministerio de no conseguir
trabajo”. Milei dijo que por decreto de necesidad y emergencia. Cerraban las
escuelas, también las universidades y el jardín de infantes.
Llegó tan alto que empezaron a seguirlo, les
habían pagado para matarlo. La gente participó indignada por los precios más
altos que los sueldos. En la orfandad que dejaban a todo el mundo. Comenzaron a
lamentar lo de Mileidy.
Primero manifestaciones, luego trompadas que
viraron en balas. Con todos los gobiernos ocurrió lo mismo y empezaron los
salames a mentir.
—¡Yo no lo voté!
—Yo tampoco.
Y uno termina pensando que se votó a sí
mismo, o que alguien corrupto compró miles de votos.
—¿Y qué le vamos a hacer?
—Nada.
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Queridos lectores: este cuento no me gustó,
porque encima es cierto…
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