domingo, 5 de mayo de 2024

AH...MI QUERIDO FREUD

    Era gordo, gordísimo. Lo primero que me preguntó fue mi nombre.

   —No quiero.

   Él miró con sorpresa.

    —¿Y qué significa no quiero?

    —Eso mismo, no quiero.

    —Vos que sos tan joven debés tener amigos. Ir a bailar, tomarte una copa de vino, de vez en cuando no siempre. Te podés fumar un porro antes de la consulta.

   —Pero usted no entiende, no quiero ninguna de esas cosas. ¿Para qué me pregunta? Si ya le dije que no quiero.

   —No vengas más, estás perdiendo tiempo y dinero.

   —Estoy de acuerdo, hoy es mi última sesión.

   —¿Porqué? Podés consultar con un colega a ver si él puede acceder a tu yo.

   —No, para nada. No quiero como dice usted, yo estoy conmigo y me odio por eso, no quiero.

   Le ocurrieron tantas cosas terribles que asistió al psi que me recomendó el gordo. Cuando abrió la puerta resultó ser un tipo alto flaco, con ojos negros y anteojos. Me dieron ganas de decirle que se sacara los anteojos, así su mirada se amplía. No necesito saber mi nombre ni yo de él. Su habla era sencilla y breve. Esta vez no fueron sesiones cara a cara. No como el gordo. Ahora hacía diván. Como no puedo ver su rostro, me visto sensual, con tajos escotados. Vestidos que guardan tetas verdaderas. Solía sentarme con una pierna sobre el diván y la otra en el piso. Como su tajo bien abierto, abría las piernas y las cerraba.

   El psi le pidió un favor:

    —Si dejás tus piernas abiertas corrés el riesgo que me caiga sobre tu cuerpo, no sería ortodoxo de mi parte.

    —No quiero, pero estuve pensando que hagamos como si quisiera. La alfombra es buen lugar para revolcarnos. No tengo necesidades de vestirme, con tantos tajos está bien, no uso bombachas y usted desprende los botones de sus partes sería suficiente y efectivamente se puso al día conmigo.

   Quedé semimuerta de su potencia. Le arranqué su pullover y luego seguí hasta sus medias.

   —Bueno, nos vemos el lunes que viene.

   —Cómo ¿mañana no podrá ser?

   —No, el lunes viene otra paciente demandante.

   —¿Y hace lo mismo con ella?

   —Menos que vos, porque es tan fea que me entrega su culo perfecto. Pero le voy a decir que no venga más, con vos es más que suficiente.

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