viernes, 5 de octubre de 2018

MIÉRCOLES 17 HS, LIBRE



   —Creo que con lo que tiene en la cabeza, lo mejor es que usted se lo explique. En el contenido de sus pensamientos ninfotanáticos, a Ud le gustaría que el David de Donatello la poseyera frío y de mármol. Sucedería que moriría, reventada por el kilaje del mármol. Sólo un ciego no vería cuán testaruda es. Hay que hacer un puzzle con los pedacitos que le dejó aquella experiencia. Puede encontrar una forma de deformación congénita, siga Ud, porque me está quemando la cabeza.
   —No lo quiero presionar, pero es su oficio, ya tomó sus vacaciones. Ahora escuche, es un horror de diagnóstico que me considere ninfotanática, poseer es tener y yo me tengo a mí misma, con eso me sobra. Conozco la escultura del David y me parece un putito efebo y coquetón. Los pedacitos están unidos, no son deformaciones congénitas. Recibí golpes, palos, trompadas, submarinos de chocolate y de los otros. Ud sabe. Su delirio lo supera y mi ausencia de proyectos me supura. Su ayuda completó lo que pensaba y el tiempo que empleó en mí, le fue abonado. Hoy es mi última sesión, Ud es el mejor, por eso tiene pacientes que lo aman y otros que lo detestan, pero seguirán viniendo. 
   Nos dejamos aquí.

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