domingo, 14 de abril de 2019

VIRALIZANTE



   —Se podría cuidar, no te digo que se tiña de rubio rojizo o que deje el bastón, no tiene equilibrio, pero nos ve a nosotras, que estamos hechas unas regias. Es una inversión, pero se obtienen unos resultados, que te sacan años, nacés de nuevo, qué sé yo.
   —Vos, Amalita, no sabés respetar las decisiones ajenas, si ella quiere andar con su viejo vestido gris y los zapatos chancleteando, dejala, que tenga nuestra edad no quiere decir que haga lo mismo que nosotras.
   René, sensata, Abogada Jubilada, Defensora de Pobres y Ausentes, en este caso debiera decir de Ricos y Presentes, les dice: —Sé que en la casa de Ema la maltratan, con palabras hirientes, no respetan sus años. Ella los albergó cuando no tenían dónde caerse muertos, es hora que se vayan y la dejen en paz bien merecida. Mi hijo aseguró que él se encargaría de sacar esa gente de la casa. Ema es la Madrina y Pitico la adora.  
  Amalita, que no mueve un músculo de la cara: 
—Yo la voy a llevar a este Dermatólogo, Cirujano y responsable, les pido que alguien me acompañe para darle contención.
   René quería estar presente, luego que supo el nombre del Doctor, Arregli Bagalli. Tenía target alto, un capo. Ema aceptó, ¨son locas pero divertidas¨. Eligió entrar sola al Consultorio, el Dr Arregli Bagalli, la recibió con una amabilidad carismática.
   —A ver…a ver…, Ema, tenés una piel bárbara, gruesa, sin manchitas ni lunares. Te voy a dar unas inyeccioncitas que no duelen nada, vamos al entrecejo, estas patitas de gallo, mínimas, el código de barras, entre la nariz y el labio superior. ¿Te duele?
   Ema, con voz de santa: —Le pido Dr, que haga lo que tiene hacer y no me cuente, me pone nerviosa. -No le voy a decir que me duele como la puta madre-.
   Fue una alegría para todas, ver lo fantástico del cambio de Ema. Le hicieron un corte de pelo, a la altura de la mandíbula. Invirtieron un dinero y le compraron dos Chanel, clásicos, un abrigo de autor, amplio y cómodo y zapatos de badana, artesanales, a medida.
   A mí, maquillaje no me van a poner, bastante con las cremitas, están contentas porque voy a sumarme al grupo de las viejas locas.
   Combinaron un encuentro en un lugar paquete de Buenos Aires. Las amigas llegaron primero. A la media hora apareció Ema, con su viejo vestido gris y sus zapatos de chancletear, por supuesto el bastón, por el problemita del equilibrio, colgaba de su brazo la bolsa del Supermercado, con yogures y una botella de whisky. Se le transparentaba el monedero. Juntó todo su pelo con mil horquillas, en un rodete pinchudo.
   —Las saludo en general, porque con esos menjunjes que se ponen, quedaría pringosa, les agradezco lo que hicieron, pero yo estoy acostumbrada a estar cómoda con mi ropita añosa, Pitico dijo que a mi edad, haga lo que quiera y desea de todo corazón, que los globitos de la cara, se pinchen cuánto antes. A mis nietos les dijeron, que por unos medicamentos, se me hinchó toda la cara.

No hay comentarios:

Publicar un comentario