domingo, 20 de marzo de 2022

COCINA BIEN

 

   Federico era sonámbulo, no había que despertarlo. De noche recorría toda la casa. Para los Padres, Federico se hacía invisible. Si no tenían que vigilarlo.   

   Todas las noches hacían turnos. Él usó su tiempo, entró a la habitación de sus Padres y le llamó la atención el acolchado que se movía. Vio un bulto encimado que aceleraba cada vez más. Después quedaron paralizados.

   El episodio le dio asquito. Su Madre cocinó los tallarines de todos los domingos.

   ─Mami, ¿puedo hacer la salsa yo? Lo aprendí mirando a la Abuela. Si aceptás mi salsa, te voy a querer más.

   ─Sos muy chico…pero probemos.

   Él se puso atrabajar con delantal y gorro de Cocinero. Cuando los tallarines estuvieron servidos, la Madre pidió que trajera la salsa. Él estaba encerrado en la cocina y orinó dentro de la salsera, le agregó orégano para disimular. Tras el primer bocado, todos fruncieron la cara, nadie lo imaginó, pero Fede les contó que había orinado en la salsera. No le dieron los tiempos para llegar a la poceta.

   ─¿Vieron qué rico quedó?      

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