sábado, 9 de septiembre de 2023

LA PUTADA

 

   —Y…, no sé, a mucha gente le va a parecer raro.

   Puse esa cara torcida de remordimiento, ya ni me doy cuenta, como él ni se da cuenta de mí. Hacen tantos años que estamos juntos, a lo mejor lo que pensamos, es cómo intercambiar nada. Entonces viene la venganza descarada… “Yo fui una chica que desde los doce era una putita, luego una puta y después una putona. El primer chico que conocí me hizo doler el alma.

   —¿Sabés qué pasa, Olga?, mis amigos me dijeron que parecés una atorranta.

   Justo él, que no pudo hacer ni reemplazar, mis deseos intactos. Fue vertiginosa la cantidad de hombres, como decía una cuñada que tenía:

   —Los salames que me bajé al sótano.

   No tenía ninguna amiga, pensaban con miedo de contagiarse mi putez.

   —Flor de burras las minas yo me daba permisos porque se me daba la gana. No dejaba títere sin por lo menos un touch and go. Cuando algún imbécil preguntaba:

   —¿De qué religión sos?

   Lo miraba con asco y le contestaba:

   —Mi religión es el sexo y cumplo con todos sus preceptos.

   El tipo que apostaba para Seminarista, tuvo relaciones conmigo, teniendo puesto un forro pinchado. Quedé completamente embarazada, no tenía guita para un aborto. Lo tuve. Con la desgracia que fueron mellizos. Me arrancaba los pelos de la bronca, no me dejaban dormir, crecieron y siguieron multiplicando su idiosincrasia de molestar en continuado.

   El día que encontré mi mejor ropa embarrada en el fondo, lo decidí. Me puse bencina desde los pelos hasta los pies y con un fósforo de una caja de Tres Patitos, me incendié”.

   Aunque no había computadoras, el caso de esta persona se viralizó. Decían que era una forma de purificación, más o menos lo que dicen, que cuando te morís vas al Cielo o al Infierno, en mi soberbia opinión cuando decidís eliminarte, es porque tenés las bolas llenas. Acá termina el cuento, habla de pasiones numerosas, si no te va, ¿sabés lo que podés hacer? Vos sabés.

No hay comentarios:

Publicar un comentario