viernes, 22 de septiembre de 2023

SECRETOS ESCRITOS

 

   Cuando por fin quedé sola  revisé toda la casa. En algún lugar tendría que estar. Me fijé hasta debajo de las camas, mi abuela me dio algunas pistas. Señaló un petit mueble con varios cajones.

   Me pidió que no leyera un diario que contaba la historia de esa casa. Cuando algo me era vedado no paraba de buscar lo que estaba prohibido. Era suficiente para volverme loca y encontrar el libro de hojas amarillentas. Contaba cosas tristes hasta llegar a la alegría. Relataba casamientos, asesinatos, celos, que venían del más allá o del más acá. Tal vez no he leído bien.

   Mi abuela tenía letra tipo médico, había que descifrar las palabras. Hacíamos que nos queríamos, pero en realidad nos odiábamos. Culpa de mi madre que siempre habló mal de ella y me decía que no le creyera nada.

   Todo eso estaba dentro de un texto intitulado letra chica.

   Ahí descubrí que soy adoptada, lloré mucho, no sabía nada. Mi abuela se encargó de mí a las cachetadas y con una nana que se ocupó toda la vida. Nunca supe si mi padre era una mentira y mi madre se había rajado con otro hombre.

   Al librito lo hice ceniza, me hacía mal hasta su existencia.

   Hace un calor de putas y esa cuasi familia merecía un buen baño para que no quedara ningún residuo de las mentiras dolorosas.

No hay comentarios:

Publicar un comentario