El dúplex
constaba de dos dormitorios y estar espacioso, bien articulado, un jardín
minúsculo.
Sus lugares
anteriores eran agobiambientes.
Los demás dúplex
estaban desocupados, sembré árboles y hasta tres palmeras, daban la sensación
que no se venderían nunca. Construí una selva.
Intenté calentar
agua y no salía gas. No estaba conectado, olvido involuntario. Ocho treinta
horas, Gas del Estrato mandaría el instalador, perdí el día de trabajo, Gas del
Estrato no apareció hasta el jueves, donde yo le hice un juego completo de
llaves de la casa y le dije que cuando volviera quería el trabajo terminado y
las llaves en mano, con el cobro en la inmobiliaria —Vaia tranquilo señó, no lo
va a crier.
Dijo el paraguayo
con pestañas de caballo. Vino el invierno repentino y asesino. Prendí la
estufa, no funcionaba, gas había, pero no encendía. Llamar al paraguayo.
—Ia le voy sen…,
ia le voy.
Estaba con mi
mejor amigo grandote, los dos recibíamos ofertas para patovicas. El paragua,
cuando le abrimos la puerta, se achicó como cuarenta centímetros, se arrodilló
ante la estufa, desarmó el cañito —Cómo si hace tó hoy, dio mío, losotro departamento
tiene el mismo problema, mire ¿Ve que tá sucio petrificado?
Mi amigo grandote
se agachó, miró el caño y le dijo —Son arañuelas en expansión, con un
alambrito, lo pasás por dentro y te queda funcionando.
El paragua lo
miró con ojos perdidos —Io no tengo alambre, tá caro la lambre. Pero si io
tenía un cachito.
Subí a mi cuarto,
arranqué el alambre de un cuadro, de un tirón y volando lo puse en las narices
del paragua —¿A ver, si su amigo me da una mano?
Yo, con el diablo
en el cuerpo le dije —Ya te enseñó, las boludez que es hacerlo!
Miraba cómo salían
los cúmulos de arañuelas, tardó quince minutos en conectar el caño.
Me pidió un
frasco para llevar las arañuelas. ¡Por fin tengo estufa! Adiós a la congelación
perpetua. La mañana siguiente aparece el mismo paragua, para rellenar
filtraciones aparentes, de todas las ventanas, no me explico cómo las
filtraciones aparentes llevan kilos de yeso.
—Le limpio tó
señó, pa que vea, cuando me precisás me llama, io vengo, me gusta usté, tiene
cara de bueno. Disculpe, pero, usté no es argentino, seguro.

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