La compró sin saber, eran 1500 hectáreas y en el medio la casa, cinco vacas locas y un tractor viejo que no funcionaba, lo compró a su amigo Jorge Luis, casi un hermano. —El campo es gordo, bueno, la casa la diseñó mi hermana que hizo el curso “Para Que Una Casa Le Impresione”.
El tractor anda
fenómeno y las vacas dan leche. Jorge Luis, para charlar un rato, bueno, era
tan pesado y aburrido que daba sueño.
Mandó dos peones
jóvenes con manos ásperas de tierra de trabajo duro y constante. Los mandó
cocinar para ellos y para él. Un guiso de abuela ingeniosa. Los hizo pasar al
comedor —Afuera está lleno de mosquitos, tomen asiento.
Miraban la
vajilla asombrados —Eran cosas de mi Abuela, hagan uso de todo lo que
necesiten.
Luego volvió a
conservar la distancia que corresponde con el personal. Hacían trabajos
imposibles, rotularon la tierra de mil quinientas hectáreas en una semana, con
herramientas oxidadas. Ordeñaban las cinco vacas. Él dormía por fin sin sonidos
de motos, ni autos, ni sirenas, ni peleas callejeras sangrientas y gritadas. Lo
despertaban los cinco mugidos en la ventana. Las vacas hicieron un camino
pezuñado, directo a sus postigones. Llegó a la matera y ya estaban los peones
cebando despacio.
El más chico
preguntó con inocencia —¿Usted Patrón sabía que lo pagó cuatro veces más de lo
que vale?
—Nosotros solos
sabemos eso, fuimos sus peones, él su amigo
casi hermano, deseaba prescindir de usted, sumar sus bienes a los suyos.
Nos daba una cifra generosa para matarlo a usted, ya vimos que es un santo y
haremos lo que usted quiera, va incluido nuestro juicio. Jorge Luis se invitó a
tomar un Whisky a las 19 hs quiere que
nosotros estemos presentes, cree que vamos a entrar en acción.
El más grande se
persignó y dibujó con el dedo una cruz en la boca y otra en el piso —Por mi
Madre se lo juro, no somos cultos, pero tampoco idiotas.
Dos sillones
enfrentados, Jorge Luis en uno y él sin poder hablar. Tomaron dos whiskys, los
peones, como estatuas, cobraron vida. Sacaron sus armas, un peón mató a Jorge
Luis, el otro a él. Ambos quedaron en el piso, sobre la cruz. Los disparos
fueron certeros.
Los peones
tenían contactos políticos y salieron libres de culpa y cargo. Beneficiarios de
sus finados patrones, según papeles truchos, los declararon únicos herederos.

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